Se ha convertido en un restaurante para señores de negocios entresemana y para franceses los sábados y domingos.
La sopa de pescado es más bien una tapa y sirve como muestra de la subida de precios y disminución de cantidad.
Una pena para las que recomendamos mejores tiempos.
La comida muy buena, aunque raciones un poco justas de tamaño, el revuelto de hongos muy bueno, pero escaso.
Croquetas buenas, rape en su punto y txuleton correcto.
Lo peor con diferencia las mesas son pequeñas para 3 o 4 personas, en lado que se ponen 2 personas tienes que comer con medio cuerpo fuera, y chocando los brazos que conste que no soy ningun gigante ni peso 100kg.
El trato muy bueno pero esta incomodidad durante toda la comida harían que no vuelva si voy más de 2