Parador de Mazagon en Moguer

¡Nunca me había sentido tan cómodo en una habitación de hotel! Amplio, discreto, de buen gusto.

Muy agradecidos al parador de Mazagón. Tuvimos un tema de salud y fueron muy amables y cariñosos con nosotros , facilitando en todo momento la situación. Buena calidad humana. Muchísimas gracias por todo.

Un lugar con encanto, buena cocina y excelente servicio de todos sus empleados. Para volver siempre

Ubicación preciosa. Césped en muy buenas condiciones. Piscina preparada.

Nuestro más profundo agradecimiento al personal del Parador Nacional de Mazagón, por su dedicación y cariño ante momentos delicados de salud. Un abrazo enorme y ¡¡¡muchísimas GRACIAS por todo!!! HB 72. Emilio y María Jesús

Una gozada de Parador. En medio de un pinar, sin nada alrededor que altere la profunda tranquilidad que se respira. Magnificas habitaciones e instalaciones, y un enorme jardín, ademas de acceso directo a una playa infinita. Todo un lujo poder dormir con la ventana abierta escuchando únicamente el canto de los grillos y el susurro del mar. Y todo el personal sobresaliente. Muy, muy recomendable.

Es el restaurante del parador, nosotros lo utilizamos en los desayunos y en la cena. La calidad de la comida, cantidad de las raciones y la presentacion es digna de la calidad que representa. La atencion del personal de sala es cariñosa y atenta. Los precios , , , de Paradores. Si estas alojado en el Parador, es la mejor eleccion para estar tranquilo y comer muy bien.

Un sitio precioso, comida muy rica y un servicio excelente

Mas que nada el trato recibido por el camarero que nos atendió ,nos aconsejo estupendamente . comimos un atún espectacular. El entorno no podía ser mejor y las vistas magnificas , ya tenia ganas de ir a comer al parador, sin duda repetiré.

Estuve el 30 de agosto y hemos vuelto a ir hoy, 21 de septiembre, de nuevo. Todo ha sido un calco de la vez anterior. La comida, de un calidad excelente, el servicio, muy bueno...hasta las 4 en punto de la tarde, hora en la que desaparecen todos los camareros menos uno. Ya habíamos terminado la comida, después de esperar un buen rato, se acercó el camarero para preguntarnos si íbamos a tomar postre. Le dijimos que sí, nos trajo la carta y empezó a retirar cosas de la mesa y desapareció. Mi nieta, con casi 4 añitos, estaba desesperada, los demás también. Por fin llegan los postres y con la mesa llena de platos y cubiertos usados, empezamos a comerlos. Siempre ha sido un gustazo que quiten las migas de la mesa antes de los postres, pues nosotros llevamos ya dos comidas en que ese acto, brilla por su ausencia. Después de terminar y como no se acercaba nadie, nos levantamos a pedir la cuenta. Es una pena que por falta de personal, no hayamos tenido una comida totalmente redonda.