Parador de La Gomera en San Sebastián de la Gomera

El parador es precioso, tanto jardines como zonas comunes. La ubicación es en alto, por lo que tiene unas vistas fabulosas. Las habitaciones coincido que necesitan una mejora, se ven algo desfasadas y la habitación olía un poco raro (como a cañería) al principio. Pero la verdad que el entorno es tan agradable que lo compensa.

Le di 4 estrellas al servicio porque la recepción es increíble, pero el personal del desayuno no es muy atento. Además, este hotel es increíble, tranquilo, limpio y con una ubicación inmejorable.

Una estancia estupenda, con un servicio atento y muy agradable, el restaurante espectacular y el servicio más. Muy recomendable. Espero volver.

Habitación reseñada: Habitación Doble con Vista al Mar. Espaciosa, pero con poco espacio para guardar ropa para dos personas si la estancia es más larga. El mobiliario es anticuado. Por la noche, numerosos pececillos de plata y cucarachas pequeñas pululan por el baño. Matamos una cucaracha adulta y muy grande, y después comprendimos por qué las señoras de la limpieza siempre tapan todos los desagües del baño... lo cual hicimos. Servicio: El desayuno estuvo disponible hasta las 10:30, pero siempre faltaba algo (zumo de naranja, agua, mantequilla, jamón, pan, vasos) y lo reponían con muchísima lentitud. A partir de las 9:30, solo se retiraban las mesas, y a veces la mesa ya estaba puesta para la cena (!), lo que significa que a menudo no había espacio para ponerla. Los cereales solo estaban disponibles en envoltorios pequeños de Kellogg's; nos dieron un paquete caducado y lo dejamos. Cena: Un menú a elegir, con tres platos que cambiaban aproximadamente cada dos días. La calidad de la comida era buena, pero el servicio fue descuidado. No recomendamos los postres. Ubicación: Bien ubicado, a poca distancia de San Sebastián. Junto al mar, hay una discoteca que pone música alta hasta después de la 1 de la madrugada los sábados. Puede que se oiga desde arriba, pero es soportable. El jardín del hotel es precioso, al igual que la piscina, aunque no abre hasta las 10:30 y cierra a las 18:30, lo cual es una pena. En general, el hotel está bien, pero tiene algunas pegas. No volveríamos a reservar.

El personal al servicio de este parador es atento y agradable en todo momento. En cuanto a la comida, nos pedimos unas croquetas que estaban muy ricas porque usan un tipo de pan rallado mucho mejor que el que estamos acostumbrados (panco japones), por lo que las croquetas se quedan más crujientes. También pudimos disfrutar de un arroz caldoso de carabineros y gamba roja que estaba sublime, y las carrilleñas parecía mantequilla. Finalmente, acabamos con una tarta de queso para rematar este delicatessen de almuerzo. Totalmente recomendable al 150%!!

No es el mejor hotel de la Red de paradores, pero tiene su encanto. Está elevado, 80 metros sobre el nivel del mar, con respecto al pueblo. El trato del personal, sobre todo de recepción es excelente, siempre dispuestos a ayudar en cualquier necesidad. Las habitaciones están bastante bien, con una decoración curiosa cuanto menos. Los baños necesitan una actualización para darle un plus a la estancia. Me llamó mucho la atención de los techos de los pasillos, con humedades,. Entiendo que deben de ser de la sal de la arena, en la construcción, pq cuando estuvimos no bajaron de 30 grados las temperaturas. La piscina muy bien, nos encantó. Y las vistas desde lo.alto, y los jardines, son muy chulas. No probamos ni el bar, ni el restaurante.

Bonito pero caro y desactualizado El edificio y el entorno exterior son preciosos, y el personal es atento. Ahora bien, no cuesta lo que vale: por dentro está viejo, con decoración pasada, camas y almohadas incómodas, y un desayuno muy justo para el precio. Lo peor: la piscina cierra a las 18:30, imposible disfrutarla si quieres visitar la isla (en plena ola de calor). Además, la ubicación en lo alto del pueblo lo hace incómodo: para cualquier cosa hay que bajar y subir una cuesta interminable o coger el coche. En resumen, no repetiré.

Ambiente magnífico, con aires del siglo XVI. El restaurante es magnífico y el servicio es de primera.

Decidimos regresar, después de algún tiempo, al Restaurante del Parador de La Gomera para celebrar en familia el 60 cumpleaños de mi madre. A resumidas cuentas, fuimos 6 comensales que salimos más que satisfechos, no sólo con los sabores, ya que todo lo que comimos estaba EXQUISITO; sino también con la atención recibida por los encargados de sala (Virginia), y especial cariño por parte del responsable de cocina (Pedro). En total, una experiencia a la altura de la ocasión.

Ambiente muy agradable y relajado. Ubicación inmejorable. Los ventanales dan a un jardín con vistas al Teide. Comida con un alto nivel de calidad. Mis recomendaciones: Paté de cherne, Paté de perdiz y arroz caldoso con langostinos y carabineros. Tendré que volver porque había varios platos que me gustaría probar. 10 sobre 10 en comida. No obstante, lo mejor del restaurante fue el personal. Profesionales pero amables y muy cordiales. Una combinación cada vez más rara de ver. Me hicieron sentir bien. Lo recomiendo.