Parador de Corias en Cangas del Narcea

Nos alojamos dos noches en el Parador y la experiencia ha sido mágica. El antiguo monasterio está restaurado con muchísimo mimo, respetando su historia y resaltando todos sus detalles. Recomiendo hacer la visita guiada gratuita: permite recorrer espacios únicos como la biblioteca, el restaurante y los restos de la iglesia antigua, todo explicado con mucha claridad por la guía. Además, por solo 6 € se puede visitar la iglesia, que merece mucho la pena. Los patios son de una belleza especial y la piscina, ubicada en la planta baja, resulta muy sugestiva gracias a sus techos altísimos que transmiten amplitud, aunque sin ventanas. Como única pega, notamos cierto olor a humedad, quizá por la tapicería de los sofás o la condensación. En cuanto a restauración, excelente. Probamos tanto el desayuno a la carta como el buffet: los 21 € que cuesta (aunque en nuestro caso teníamos oferta de “Amigos Parador”) están totalmente justificados si lo disfrutas como un brunch completo. Ofrecen cocina en vivo con platos como huevos benedictinos, tortillas, churros o bacon, todo buenísimo. Lo único mejorable fue el café, tanto el de máquina como el preparado en el momento, que no nos convenció. No cenamos en el restaurante, pero sí probamos el bar: la hamburguesa y la ensalada estaban muy ricas. En general, todo el servicio de restauración y el staff del hotel fueron amabilísimos. Nuestra habitación, en la primera planta, era algo más pequeña que otras de la misma categoría, pero cómoda, funcional y perfectamente integrada con el estilo monástico. La cama comodísima, con selección de almohadas; baño enorme con dos lavabos; minibar de pago y caja fuerte. Daba a un patio interior, lo que la hacía muy silenciosa… salvo por un detalle: ambas mañanas, a las 8:00, el ruido de las camareras de piso hablando a voces en el pasillo nos despertó. Entendemos que tienen que trabajar, pero sería deseable cuidar más el tono de voz, al menos hasta las 9:30 o 10:00, para no interrumpir el descanso de los huéspedes. Fue lo único que empañó un poco la experiencia y el motivo por el que pongo 4 estrellas en lugar de 5. Más allá de esto, nos encantó. Fue especialmente emotivo recorrer los pasillos donde mi padre estuvo interno de niño, cuando el edificio acogía a centenares de alumnos, aunque hoy, claro, con infinitas más comodidades. Volveremos, seguramente en una habitación más especial, con ganas de probar el restaurante y de visitar las bodegas. Espero entonces poder dar esa quinta estrella que sin duda merecen. Como última observación, en las vitrinas del pequeño museo hay restos arqueológicos muy interesantes, pero también “restos” de fauna que desmerecen un poco el conjunto. Gracias y hasta pronto.

Tuvimos una estancia inolvidable en el Parador de Corias, un antiguo monasterio magníficamente restaurado. El hotel, enclavado en un entorno mágico en plena montaña, combina el encanto histórico con la serenidad. Los pasillos, con una suave música ambiental, crean una atmósfera relajante, perfecta para relajarse. Los salones de la biblioteca, elegantemente decorados, invitan a la lectura o la contemplación, añadiendo un toque de refinamiento a la experiencia. Las instalaciones son excepcionales: una agradable piscina, un relajante spa y un acogedor restaurante con una cocina deliciosa. El abundante y variado desayuno es una auténtica delicia. Muchísimas gracias al personal, cuya cálida bienvenida y profesionalidad hicieron que nuestra estancia fuera aún más especial. ¡Recomendamos encarecidamente este encantador lugar!

El Parador de Corias es un precioso monasterio ubicado en un entorno natural, muy cerca del pueblo de Cangas del Narcea. Las instalaciones son impresionantes, destacar la biblioteca, una obra de arte dentro del parador, y a la q podrás acceder solo si eres huésped del hotel, y si eres un enamorad@ de la lectura, disfrutar de esta joya en cualquier momento del día. Además el parador tiene un precioso claustro, ruinas, iglesia,la cuál solo se puede ver con la visita guiada..y un sinfin de largos pasillos, altos techos,ventanales enormes, que junto con el mobiliario se traslada a tiempos remotos... Recomendable la visita guiada q hacen en el parador, gratis para los huéspedes, un resumen de la historia de este bonito hotel. Destacar la limpieza, la amplitud de la habitación, la atención de todo el personal, y el restaurante,de los mejores. Tenéis que probar las zamburiñas, un bocado exquisito, al igual que la corvina, o el bacalao, y el lomo de ternera,.. todo un acierto, calidad y presentación inmejorables, al iyq la atención recibida. Desde el parador nos movimos en coche para visitar otros pueblos y hacer alguna ruta de senderismo, algo obligatorio. Destacar la reserva natural de la Biosfera, Muniellos, es precioso, (para hacer la ruta hay q solicitar permiso, toda la info en la web), y los miradores desde el centro de interpretación de muniellos, que se pueden ver libremente.. También pueblos como Besullo, q no os lo podéis perder.,o Salas ,una bonita villa medieval.

Un edificio histórico impresionante y su restauración y decoración exquisita. El personal muy amable, la comida perfecta y el entorno incomparable. Una estancia inmejorable. ¡Volveremos!!

Un poco decepcionado: la habitación que nos asignaron comunicaba por una puerta con la habitación contigua, ¡y se oía todo! La piscina huele a humedad y moho. Un lugar de memoria, pero con un toque de turismo industrial. El desayuno estaba bien servido, pero el personal era insuficiente para ofrecer el servicio esperado para este nivel. La relación calidad-precio no es la mejor.

Un lugar precioso para descansar y relajarte

Escogimos este parador por ubicación para visitar las poblaciones de Asturias, en ruta familiar de descubrimiento de Galicia-Asturias. Es un parador-monasterio impresionante (el Escorial asturiano), en medio de la naturaleza para los amantes del senderismo, con piscina climatizada y servicios de spa y tratamientos, posibilidad de visita y cata a bodegas, y a un máximo de 1 o 1.30 de playas preciosas o ciudades como Oviedo o Avilés. Habitaciones inmensas y silenciosas, biblioteca, salón, terraza... Es, sin duda, uno de los mejores paradores en los que hemos estado y ya llevamos más de una veintena.

Un parador con historia, con una muy buena atención por parte de todo el personal, simpáticos y muy agradables. Habitaciones cómodas y máxima limpieza.

Un sitio muy bonito que cuida los detalles y que desde luego merece la pena recorrer. Sus habitaciones son muy cómodas y ofrecen buen servicio. Buen desayuno.

Fantástico. Tranquilidad total. Servicio de primera. Calidad precio muy buena