Oroviejo en Salamanca

Fuimos a cenar con reserva. Si quieres el menú degustación hay que avisar 24h antes pero nosotros no lo hicimos, pedimos de carta y genial (85€ dos personas cenar). Pedimos la tabla oroviejo, recomendadisima, el jamón recién cortado increíble, el queso muy bueno y el lomo excepcional. Recomendamos pedir la ración de pan que estaba muy rico. Luego pedimos el tartar de trucha que estaba delicioso y también pedimos el tuétano que a mí no me gustó mucho (por gustos personales) pero a mí pareja le encantó (para mojar pan!!). Mención aparte el postre, pedimos un coulan de chocolate, tardaron un poco más en hacerlo por un problemilla en cocina y esperamos media hora en total para tomarlo, no obstante he de decir que mereció la pena cada minuto de espera pues es el mejor coulan que me he comido en la vida. El trato de los camareros excelente, muy pendientes . El sitio precioso. No hay cobertura pero sí wifi. Resumen: sitio pijo con una comida excelente y precio elevado pero acorde a la excelencia brindada. Pedir el coulan, por dios.

Todos los platos deliciosos,el servicio muy bueno

Una experiencia gastronómica sobresaliente. El trato del personal fue excepcional, siempre atentos y amables; la selección del menú está muy bien pensada, con platos deliciosos y equilibrados; y el ambiente resulta fantástico, ideal para disfrutar y repetir.

Hemos reservado aquí por casualidad y nos ha sorprendido muy favorablemente. Lo primero, el jamón: exquisitamente cortado por Héctor y con un sabor espectacular. La ensaladilla de centolla y las verduras a la brasa excelentes y con una elaboración y presentación muy original. En cuanto al precio no es un sitio barato pero está justificado por la calidad y originalidad de los platos y profesionalidad del personal

Veníamos de hacer unas tapas. Nos habían recomendado este rest. por lo que queríamos probarlo pidiendo un segundo plato. Nuestra sorpresa ha sido que a los comensales que pedían entrantes y segundo, les han traido un aperitivo como obsequio de bienvenida y a nosotros que solo hemos pedido el segundo, no.

Indiscutible calidad de todo lo comí, gazpacho de manzana verde, chuletillas de lechal y torrija. Los camareros muy eficientes y atentos. El precio lo considero alto, sin ninguna duda.

Muy buena experiencia, ni un pero. Es un Referente en Salamanca. Enhorabuena por el buen trabajo

La ubicación, perfecta, céntrico pero una calle tranquila para poder disfrutar de la terraza. Cena buenísima, los mejillones bouchot ESPECTACULARES. La torrija muy buena la combinación con helado ahumado, un acierto El único pero, las pequeñas jardineras con flores falsas de plástico.

Llevábamos tiempo queriendo ir y desde luego estuvo más que a la altura de nuestras espectativas. El local espectacular y muy tranquilo. Se nota el cariño puesto en cada rincón. El personal muy agradable y atento, explicando al detalle cada plato y pendientes de lo que pudiéramos necesitar. Respecto a la comida, los platos merecen lo que cuestan. Quedamos encantados con las croquetas de pato (por su cremosidad), el steak tartar (le da mil vueltas a cualquier otro que hayamos comido) y para el tuétano no hay estrellas para valorarlo; brutal. Los tiempos de espera entre platos fueron cortos (y más para ser elaborados en el momento). La experiencia mereció la pena y volveremos sin duda. Felicidades al equipo de Oro viejo.

“Dar de comer” algo que puede parecer tan sencillo, es una de las mayores muestras de amor que se relatan en común, en los textos sagrado de casi todas las religiones. Ayer en Oro viejo se despertaron todos nuestros sentidos, cada bocado era un abrazo para el alma y la sensación de satisfacción del pan al postre que degustamos sigue hoy rondándome. Gracias equipo de Oro viejo, gracias Driss.