Durante mi ruta gastronómica por el norte de Galicia, me aseguré de incluir una parada en el restaurante Olivando de Baiona, una recomendación de mis compañeros guías locales.
Ante una extensa carta, me decanté por la "Tabla Mixta", que, como su nombre indica, es una exquisita tabla mixta que evoca con autenticidad los sabores ibéricos. Obviamente, esta delicia no podía servirse en un plato cualquiera, sino en una preciosa tabla de madera natural barnizada, posiblemente de un vigoroso roble de tierras portuguesas. La tabla presentaba tres tipos de queso distintos, cada uno con su propia textura e intensidad, acompañados de un jamón de frutos del bosque de extraordinaria calidad, aceite de oliva virgen extra (la principal grasa monoinsaturada que acompañaba al pan tostado) y aceitunas locales, que completaban la experiencia con un toque rústico y genuino.
La combinación de estos elementos fue un viaje sensorial que, como bien dice un amigo y guía gastronómico local, un auténtico enófilo, el propio catador, trasciende con esta elección. A pesar de ello, y para mi gran pesar, no se dieron las condiciones necesarias para degustar un buen vino local.
La presentación y el lugar en sí están, sin duda, muy bien cuidados, y cada detalle refleja el respeto por la tradición española y el arte de acoger al visitante casi como a un hermano. Me sentí plenamente integrado en la cultura local, recibido con calidez y sinceridad por la chica que nos atendió a mitad de la comida. Sin menospreciar al chico, cuyo nombre no recuerdo, que también nos recibió con amabilidad y genuina hospitalidad.
Tras estos años como guía local, quiero agradecer a todos los que siguen mi trabajo, directa o indirectamente. Como guía local de cierto prestigio, me corresponde evolucionar como persona, y por eso, un seguidor me sugirió que incluyera una breve reflexión final, o crítica, como se suele decir. Como me gusta decir, los seres humanos solo evolucionamos en momentos de incomodidad; por lo tanto, debo dejar de caer en la rutina de la crítica escrita y terminar con una conclusión sincera, como si fuera el momento de saborear el último bocado.
Para terminar, el espacio y la carta son ideales para compartir en pareja. No pude resistirme a probarlo todo, impulsado por mi aprecio por este tipo de cocina tradicional, pero insisto en que es perfecto para una pareja enamorada. Para una pareja que atraviesa una crisis, también es una experiencia memorable, que incluso podría propiciar una reconciliación tras una copa de vino recomendada por el camarero y unos mimos a la salida. Sin duda, ¡un lugar imprescindible para quienes deseen saborear la baiona de una forma auténtica e inolvidable!
Lucas Pacheco
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12 Octubre 2025
10,0
Fuimos a este restaurante dos días seguidos porque la comida nos encantó tanto que no podíamos resistirnos a volver. Probamos de todo: las zamburiñas, el pulpo a la gallega, la tosta de anguila ahumada, acompañado de un buen albariño… todo riquísimo!
Pero lo más especial, lo que de verdad nos sorprendió y nos conquistó, fue la ensalada de tomates con ventresca de bonito del norte y queso de cabra batido. Nunca habíamos probado tomates tan sabrosos en España... ni imaginábamos que aquí se pudieran encontrar así! Y descubrir que vienen del huerto del dueño del restaurante lo hace aún más increíble.
Simplemente espectacular! Volveremos seguroe, especialmente por esa ensalada única! Muchísimas gracias por una experiencia tan deliciosa!
Anastasia Buryakova
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15 Septiembre 2025
10,0
La intuición nos lleva a entrar en Olivando , eso y ver el pincho de cortesía de aceitunas y chorizo cocinado con pan!!!!
El lacón delicioso, ls ensalada tomatera requetebuena y el personal joven, educado y muy atento y lo que más nos gusta es percibir el buen ambiente entre ellos.
Repetiremos
Erea Ferreiro
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29 Agosto 2025
10,0
10 estrellas para Olivando: por la comida, el servicio, el vino, la relación calidad-precio, todo. Me plantearía mudarme a Baiona simplemente para tener Olivando cerca; es así de bueno.
Adam
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28 Agosto 2025
10,0