Ochenta Grados - Bilbao en Bilbao

El concepto del sitio nos gusta mucho pero es una pena algunos detalles del servicio. Dan solo una hora en la mesa y te atienden a los 15 minutos así que entre que sirven, comes primero, segundo y postre y pagas se te va el tiempo corriendo. Te sacan los platos calientes cuando aún no has acabado el frío así que se enfrían y comer con ansiedad. Con las prisas (o la falta de tiempo) además a la camarera se le olvidó poner una vela en el postre como le pedimos al inicio y confirmó que haría y eso estropeó bastante la comida de cumpleaños, Por lo demás la comida nos gusta mucho, las camareras trabajan bien y el sitio es muy bonito.

Experiencia gratificante que sin duda repetiremos

Buen sitio para comer o cenar con los amigos. Ambiente tranquilo, música buena y sobretodo comida exquisita. Recomendable 100% y seguro que cuando pase por Bilbao, volveré a ir sin duda. Recomiendo el coctel de Agua de Valencia, riquísimo.

La comida estaba muy rica y el local es ideal. La presentación de los platos es muy muy cuqui. Los camareros majos y atentos. Para nosotros lo unico malo es que te atienden a prisas, te meten prisa para pedir y no nos dio tiempo a mirar la carta tranquilos, eramos 6 por lo q no se escoge tan rápido como si somos unicamente 2…cabe decir q eramos el turno de las 20h…

Todo está rico. El único inconveniente es que al principio te dicen que tienes una hora para comer, sacan todos los platos de una vez y luego no traen postre durante 20 minutos y luego tienes que esperar. factura. Y comes todo con prisas para llegar a tiempo para que no tengan tiempo de servirte.

Primera vez y me ha gustado mucho el menú. Seguimos las recomendaciones del chico que nos atendió y fue un acierto todo. Los platos aunque no son muy grandes te dejan satisfecho y la bebida que es tipo sangría estaba riquísima. Por poner una pega nos pusieron una mesa cerca de la puerta y pasamos mucho frío, además la gente abre la puerta y se quedan allí agolpados y con la puerta abierta, creo que algún cambio deberían hacer en el acceso, aún así volveré.

Una experiencia nueva y muy gratificante.

Todo muy bien, muy atentos, comida muy original y sabrosa, y Cócteles muy buenos.

Teníamos una reserva a la 13:30, llegamos puntuales, pedimos, y la comida no llegó hasta las 13:50. Se olvidaron de un plato y trajeron otro por erróneo. Sin embargo, la razón por la que no pudimos disfrutar al completo nuestra experiencia en este restaurante fue la continua sensación de tener que terminar lo antes posible, hasta el punto de que no nos dejaron ni terminar el postre. No fue un ambiente agradable desgraciadamente, y las formas de la encargada no nos parecieron las adecuadas, que no cesaba de meternos prisa por acabar aun siendo las 14.20. A pesar de todo lo anterior, en cuanto a la comida hay opiniones diferentes. Personalmente, me gustaron los platos que escogí (el huevo trufado top, la ensalada de quinoa me dejó indiferente, las croquetas de boletus sabrosas y el limón blanco delicioso). Entre mis acompañantes hubo diferentes opiniones, algunos igual a la mia, otros en cambio no lo disfrutaron. En conclusión, nuestra experiencia fue algo agridulce debido a las prisas, ya que el concepto del restaurante me parece original y creativo.

Concepto distinto, los platos salen sin un orden determinado, pueden acumularse en la mesa, te lo avisan al recibirte. Y al mediodía te dan una hora para comer, El menú del día, incluye un plato frío, dos calientes y bebida, pan y postre, por 15,90 €. Nos gustó la comida: pisto frío, ensaladilla rusa, lentejas con calamares, falso risotto ( muy sabroso), pollo relleno. Para comer sin sobremesa, rico y económico.