30/07/2025: Muiño de Rudiño: una experiencia que trasciende lo gastronómico
Hay lugares que se visitan, y otros que se viven. El Muiño de Rudiño es, sin duda, uno de esos sitios que dejan huella. Desde el primer momento en que llegas, sientes que estás a punto de vivir algo especial. El entorno, enclavado entre viñedos gallegos y rodeado de un paisaje de ensueño, prepara el alma para lo que viene: una experiencia culinaria que va mucho más allá de una simple comida.
El chef Teo Iannotta no solo cocina, transmite emoción en cada plato. Se nota que se implica con el corazón en cada elaboración, buscando siempre la excelencia, el equilibrio perfecto entre técnica, producto y sensibilidad. Además hizo un gran esfuerzo para hacer platos sin gluten Su cocina es una oda al sabor auténtico, con platos que hablan de raíces, territorio y pasión. Cada bocado sabe a verdad, a ingredientes honestos, tratados con un respeto absoluto y convertidos en auténticas obras de arte.
La atención en nuestro caso fue en exterior entre los viñedos que merece mención aparte. El equipo de camareros es sencillamente excepcional: atentos, profesionales, amables y siempre con una sonrisa. Te hacen sentir bienvenido desde el primer minuto y acompañan toda la experiencia con un ritmo y una calidez que rara vez se encuentra.
Todo está cuidado al detalle: la forma de explicar cada plato. Y por supuesto, la carta de vinos, perfectamente seleccionada para acompañar una cocina que se entiende muy bien con el entorno que la rodea.
Salir del Muiño de Rudiño es hacerlo con una sonrisa, con el estómago feliz y el alma emocionada. No exagero al decir que ha sido una de las mejores experiencias gastronómicas de mi vida. Un lugar al que volveremos siempre que podamos, y que recomendaré a todos aquellos que busquen algo más que una buena comida: una experiencia auténtica, humana y deliciosa.
Muchas gracias Teo, y gracias a todo el equipo por lo vivido. Así se construyen recuerdos inolvidables.
20/07/2025: Ubicado en un molino restaurado con un encanto singular, este espacio ofrece una experiencia gastronómica pensada para quienes buscan dejarse sorprender. No hay carta, el comensal se entrega a un menú degustación en manos del chef, con platos que destacan por el cuidado en la selección y la elaboración artesanal. Lejos de valorar sólo la materia prima, que se referencia en algunos comentarios, aquí se aprecia el trabajo, la creatividad y las horas de prueba que hay detrás de cada combinación. El servicio es impecable: tanto el chef como el equipo de sala logran crear una experiencia cercana y auténtica. Mención especial al sommelier, que desde el minuto uno nos descubrió un vino que ya consideramos imprescindible. Es nuestra quinta visita, y volveremos siempre que podamos.