Meson Cuevas del Vino en Chinchón

Todo perfecto, gran ambiente entre tinajas grandes de vino.

Recomiendo el vino tinto de la tierra y la morcilla. Acompañado de su rico pan recién hecho.

El mejor cochinillo que eh comido

Sitios súper interesante, buen servicio, buena comida y mejor ambiente

Restaurante con muchísima historia detrás. Lugar muy recomendable para visitar y comer. El servicio muy amable y atento. Todo lo que probamos muy rico. Un lujo poder comer en un lugar como este e imaginar todo lo que ha pasado en ese comedor donde estas comiendo.

Lo mejor del sitio el entorno. Lo demás muy mejorable. Viven demasiado del entorno y se ve que han descuidado la calidad y algo el servicio. Pedimos un vino y lo encontramos malo. Nos contestaron que estaba bueno y que no podían cambiarlo. Finalmente cuando los responsables intervinieron nos lo cambiaron y para estar seguros pedimos uno mejor. La intervención de los responsables evitó un comienzo de comida en familia malo. El vino efectivamente estaba malo. En cualquier caso la comida como digo muy estándar o incluso mejorable. Calidad precio solo vale el entorno pero para ver y disfrutar no hace falta gastar lo que cuesta.

Súper interesante, buen trato y un lugar precioso

Pedimos un menú degustación (en nuestro caso, entre cochinillo y cordero) elegimos cordero estába bueno, una ensalada normal y un gazpacho. Lo mejor para mí, el servicio y el aspecto del mesón (de verdad muy bonito). Si vais a Chinchón, es un sitio muy recomendable.

Nosotros no utilizamos el restaurante, pero sí hicimos una visita a la antigua bodega. El establecimiento se ubica en una antigua casa del siglo XVIII. Pagando dos euros por persona se puede acceder a una zona repleta de barricas firmadas por famosos y personalidades de ámbitos muy variados (política, cine, deportes, etc.) y después, bajando unas escaleras se llega a la zona donde se encuentra la antigua bodega. Al final de la visita te ofrecen tomar un vino de la casa, tinto o blanco, y puedes tomar más cosas si no te apetece este vino, pagándolas aparte. La visita puede durar unos veinte minutos, o más si te entretienes en ver todas las firmas de famosos que allí se encuentran. La visita a la antigua bodega no está especialmente acondicionada para personas con dificultades de movilidad porque el suelo no es regular y hay que salvar escalones para llegar hasta ella. Es un lugar interesante para conocer cómo eran las bodegas antes de que se modernizara el proceso de producción de vino, y además es curioso ver las firmas de las personalidades que han pasado por el establecimiento. No tuvimos intención de comer porque no encontramos nada que nos apeteciera especialmente en su carta y el precio era un poco alto comparado con otros restaurantes que habíamos visto cerca de la Plaza Mayor. En cualquier caso, la visita a este lugar resultó muy agradable y su personal nos trató muy bien en todo momento.

El sitio es espectacular, muy cuidada la decoración y muy amables los camareros. Aceptan perros en terraza. Pedimos, ensalada de pimientos con ventresca (nada abundante para el precio y a ninguno nos gusto), chorizo a la brasa ( el mejor plato sin duda, a pesar del precio es abundante) y luego dos de cochinillo y una de paletilla de cordero (me esperaba mas de estos platos dado que supuestamente son la especialidad, las raciones correctas pero demasiada especie que enmascara el sabor de las carnes). De postre torrija, fria y sin sabor a penas. En total pagamos 150€.