Maestro Rufino en Sevilla

Una de las mejores comidas que tuve en España, se la he recomendado a todos los demás viajeros que se dirigen a Sevilla. Como viajero solo, el personal fue extremadamente amable y se esforzó en hablar conmigo, lo cual fue muy apreciado. Recomiendo encarecidamente el salmorejo, el rabo de buey y el licor de naranja.

Fuimos de comida de Navidad 5 amigos y todo perfecto! Carmen y Dani los camareros muy competentes y atentos, Alberto, el gerente muy cercano y pendiente a todo. Calidad-precio-cantidad perfecto! Amenazamos con volver!!

La comida era muy buena y a un precio razonable. Regresé varias veces durante las vacaciones. Las alcachofas y el rabo de toro son fantásticos. Amable y buen servicio también.

Muy buena comida y servicio. Recomendado.

Personal muy amable, comida muy rica y muy buena presentación. Repetiría

Muy buen experiencia. Nos atendió Carmen con eficacia y paciencia (éramos 16). Los quesos un espectáculo.

¡Muy buen descubrimiento! Cocina española deliciosa, refinada y gourmet. Tapas que se salen de lo común y valores seguros cocinadas con talento. Para ser honesto, ¡fuimos allí dos veces en la misma semana!

Deliciosa comida y vino a precios justos. El camarero fue muy amable y paciente con mi español y me dio recomendaciones de menú. Pedí croquetas de jamón, alcachofas con jamón y carrillada de cerdo con patatas. El vino tinto era fabuloso y solo 4 € la copa. Observar a la gente en la plaza era la combinación perfecta.

Lugar muy agradable en el entorno de La Alameda. La comida variada y con bastantes opciones fuera de carta. La morcilla , patatas bravas , arroz negro, rizzoto, presa , croquetas... Están bien elaboradas y en su punto Variedad en las bebidas

No voy a hablar de su excelente jamón, ni desus tortillitas, ni de sus buenísimos gin- tonics, cervezas o vinos, porque para nosotros este local tuvo un gesto muy especial que supera todo lo esperable. Estando nosotros en una situación muy comprometida, el dueño se brindó espontáneamente a abrir el local por la mañana antes de la hora oficial con el fin de proporcionarnos un lugar donde poder estar. Nos puso unos cafés (que luego no quiso cobrar) y encima nos dio las gracias. Para nosotros fue como un familiar que nos diera refugio en su casa y así seguimos considerándolo. Seguro que él sabe (o supone) quién es el que esto escribe pero no sabe cuánto se lo hemos agradecido su rasgo misericordioso y su sencillez.Gracias, compañero.