Lume en Santiago de Compostela

El servicio fue excelente al igual que la comida.

Un menú degustación muy rico y muy original, sin perder una esencia gallega y con productos de proximidad pero con sofisticación y toques de calidad. Repetiría y lo recomendaría sin duda, especialmente con el maridaje, también basado en vinos de nuestra comunidad muy originales.

Muchos de los platos estaban espectaculares (patas de pulpo a la brasa, almejas, sardina), otros más flojos, pero ese día no tenían todo lo que suelen tener. Por suerte pillamos una mesa fuera con taburetes, que no fue lo más confortable pero original

Lume es la propuesta más informal y asequible de Lucía Freitas, que cuenta con una Estrella Michelin en A Tafona, un restaurante cercano. A la carta o con menú degustación, siempre hay productos locales del mercado central, justo enfrente. Espacio pequeño con cocina abierta y una terraza con vistas al mercado tradicional. Carta de vinos aceptable, centrada en vinicultores gallegos.

Nos encantó todo lo que pedimos y el trato de la camarera que nos atendió fue de 10! Para repetir ;)

Es nuestra primera vez y sabemos que no será la última. Pedimos el menú degustación "Lume", compuesto por un marisco, dos verduras, pescado, carne y postre. Cabe destacar el buen hacer de los cocineros, con ingredientes tan sencillos lo espectacular y resultones que son todos los platos. El personal compuesto por ocho personas, no pararon ni un solo momento para que todos los comensales disfrutásemos de la comida en condiciones óptimas y en buenos tiempos. El concepto de barra central y ver a todo el equipo de cocina trabajar con ese mimo y coordinación, hace que la experiencia valga mucho la pena y que los comensales valoremos el esfuerzo que hay detrás de cada elaboración. Enhorabuena equipo.

Visitamos el lugar porque teníamos muchas ganas de conocerlo. La experiencia culinaria fue muy buena, pero hay algunos detalles que me gustaría comentar. En primer lugar, la carta es más específica sobre los platos en inglés que en español (podría estar también en gallego, ya que el restaurante se llama "Lume"). No todos los platos están en la carta; los postres y las bebidas no aparecen, y por lo tanto, tampoco sus precios. Tampoco hay información sobre alérgenos. La comida es muy sabrosa y de calidad, pero pedimos dos entrantes y dos platos principales, y uno de los entrantes llegó después de los principales; creo que esto no debería pasar. ¡El pan está espectacular! ¡Y los nachos son un 10! El servicio de mesa es un poco lento y descoordinado. Por otro lado, un restaurante con cocina abierta debería cuidar la educación en el trato entre el chef y los ayudantes... los comensales no tienen por qué notar ciertas cosas, inconvenientes o problemas; no es agradable observarlos. La persona que nos atendió, creo que se llamaba Montse, ¡fue muy amable! Hizo nuestra estancia muy agradable. El lugar es pequeño, incluso incómodo; las tronas no son cómodas para el tiempo que estás allí; te quedas con ganas de ir al fisioterapeuta. Solo hay un baño, lo cual, para mi gusto, es exagerado e incluso puede marear. En general, una buena experiencia culinaria, pero no para repetir, sobre todo por el lugar.

Muy bien, el menú degustación es muy bueno. Solo hay una mesa grande para todos dentro y los baños son muy coloridos.

Segunda visita a esta propuesta de Lucía Freitas y no nos ha defraudado nada... Está vez optamos por el menú degustacion (7 platos y postre) y nos encantó todo lo que nos pusieron. El trato por parte del personal estupendo. Volveremos.

Menú degustación. Muy buen equilibrio calidad-precio. Sabores equilibrados, trabajados y con calidad. Mención especial a las gyozas de cocido. Mesa larga compartida y cocina a la vista. Repetiremos.