04/08/2025: Creperia con opciones dulces y saladas. Tienen opciones vegetariana. Recomiendo fuertemente!! Vale la pena para comer algo distinto
06/07/2025: La crepería Krampus es, sin duda, una de esas joyas escondidas de Barcelona donde disfrutar de una velada informal, sabrosa y sin pretensiones, pero con mucho corazón. Está situada en una calle tranquila, muy cerquita del barrio de Gracia, aunque afortunadamente lejos de su bullicio constante. Dentro, un interior sencillo y sincero, casi minimalista, te recibe con una calidez que abraza —y sí, con una decoración que podríamos llamar “empática”, porque parece susurrarte al oído: “tranquila, aquí todo está bien”. Al caer la tarde, las lucecitas que cuelgan por doquier iluminan el ambiente con un aire de cuento, perfecto para olvidarse del reloj y dejarse llevar sin remordimientos.
Pero si hay algo que enamora nada más llegar es su pequeña terraza, que se abre con discreción a un pasaje casi secreto, un rinconcito que parece reservado solo para los cómplices de la buena vida. Por la noche, ese ligero halo de magia la convierte en el escenario ideal para dejarse envolver por las conversaciones con tu tribu mientras saboreas una galette, como si el resto del mundo hubiera decidido tomarse un respiro por un rato.
Para los amantes de las auténticas crêpes bretonas, Krampus es un tesoro con todas las letras: masa fina, dorada, con ese sabor inconfundible que te transporta de golpe a un mercadillo en plena Bretaña… pero con un giro bien nuestro. Aquí las galettes, elaboradas con trigo sarraceno (sin gluten, ¡aleluya celíacos del mundo!), se cocinan con aceite de oliva, un guiño mediterráneo que no solo sienta de maravilla, sino que hace que tu estómago aplauda de gusto. El resultado es una combinación deliciosa y ligera, perfecta para quienes tienen digestiones delicadas o prefieren decirle “hoy no, gracias” a la lactosa. Buenos entrantes y una carta de postres que te guiñan el ojo rematan la jugada, dejándote feliz como un niño con churros.
Y ojo, que no hay que pasar por alto la sidra bretona: con ese puntito chispeante que anima cualquier charla y te hace brindar más veces de las estrictamente necesarias (por si las moscas). Si eres de los que sueñan con volver a esas vacaciones en el norte de Francia, cada bocado en Krampus te regalará un pedacito de esa nostalgia… pero vivida a la barcelonesa, con sol, un entorno urbano amable, una terracita bien plantada y un generoso chorrito de aceite de oliva.
Mención aparte merece el equipo, siempre atento, cercano y con una sonrisa que no se borra ni en los momentos de más ajetreo. Cuidan cada detalle con un mimo que se agradece de verdad, para que nadie se quede sin su crêpe perfecta. Eso sí, conviene reservar con antelación: el lugar tiene tanto encanto que raro es el día que está vacío.
En definitiva, un rincón ideal para intolerantes al gluten, para exploradores de sabores auténticos o, simplemente, para quienes buscan pasar un rato bonito bajo las lucecitas, dejando que el pasaje secreto haga el resto de la magia. ¡Advertencia amistosa: engancha, y mucho!