Lincoln 32 en Barcelona

Comida de autor, muy buena presentación, sabores diferenciados de la cocina tradicional y staff muy amable y explicativo sobre los diferentes platos.

Tuve una cena muy agradable en Lincoln32. Un bistrot moderno que ofrece un ambiente elegante, justo en el distrito de Sarria-Sant Gervasi de Barcelona. Algo que quizás no sea habitual fuera de España es la posibilidad de reservar antes de la apertura de la cocina. Al llegar poco antes de las 20:00 me dijeron que la cocina todavía estaba cerrada. Al parecer esto es común en España, ya que el tiempo previo a la cena se suele dedicar a saborear un buen vino u otra bebida. El menú cuenta con algunos clásicos españoles como croquetas, pimientos de padrón, pan con tomate, mucho pescado fresco y una variación de los clásicos. Lo más destacado fue la croqueta de rabo de toro. Podía sentir que el encuentro había sido cocinado durante mucho tiempo, simplemente perfecto. El de gorgonzola, espinacas y pera también estaba bueno, pero el sabor del queso se apoderó de los demás (como es comprensible cuando se cocinan sabores suaves con otros más fuertes). El pan con tomate llegó de la forma que no esperaba: recibí un tomate, dos dientes de ajo y pan. Al principio pensé que este estilo de hacerlo tú mismo iba en contra del ambiente elegante del lugar, pero luego lo encontré totalmente en línea con su menú, que sigue ofreciendo clásicos españoles en el centro. ¡Así que disfruté haciéndolo yo mismo! Como plato principal, pedí un carpaccio de gambas con reducción de cítricos. El pescado estaba fresco y el sabor cítrico era perfecto. Sin embargo, para ser un plato principal, eso no fue suficiente; probablemente aún debería considerarse como aperitivo. Las opciones de postres también fueron interesantes; al optar por la fruta, recibí unas riquísimas fresas en crema de leche. Mi generosa copa de Ribera tampoco resultó ni demasiado fuerte ni ácida, justo lo que quería. En general, los ingredientes eran frescos y buenos, y el ambiente era privado y relajado. Quizás un poco caro (el carpaccio costaba más de 20), pero es Barcelona y su pescado. ¡Lo recomiendo totalmente!

Lugar elegante con buena comida pero no excepcional. Buenos vinos por copa y un servicio amable y rápido. La comida es buena, la hamburguesa gourmet tal vez no sea del todo gourmet, pero es buena. Las bolas de pescado y patatas fritas de bacalao de Bacalau eran un poco masticables pero sabrosas.

Restaurante tranquilo, con ambiente agradable, extenso surtido de platos .