Les amis en Pamplona

Hemos comido muy bien y la calidad de la materia prima es excelente. Nos dejamos guiar a la hora de pedir y ha sido un acierto, desde los minis hasta el rodaballo o solomillo Rossini. Tomamos dos botellas de vino: Ramón do casar varietal (que estaba muy bueno) y Idoia negre (bueno también)

Ha sido una grata experiencia, desde el momento de la reserva, muy atentos y "molestándose" en encontrar hora y día, hasta los macarons de cortesía en el post- postre. Sitio muy, muy recomendable, las salsas no son mares de flotación, son sabores intensos y bien cuidados. Mención especial a los postres, creo q deberían de patentar los. Muchas gracias por su atención.

El local un diez, la comida un diez, el servicio un diez, pero el pan???? Que es esto?? No me lo puedo creer....pan barato de supermercado, por favor!!! Menuda decepcion me he llevado al comer buena mantequilla francesa con ese pan!!! Cambiar esto por favor!!

Hay lugares donde se come, y luego está Les Amis, donde se vive. Donde cada plato es un susurro, una caricia al alma, una historia contada con fuego lento y manos que aman lo que hacen. Entrar en este pequeño rincón de Pamplona es como cruzar la puerta a otro mundo: íntimo, cálido, con pocas mesas que parecen escogidas para guardar secretos y promesas. El aire huele a algo más que cocina: huele a dedicación, a detalle, a esa magia que solo ocurre cuando todo está pensado para hacerte sentir. Los sabores son un viaje: fusiones que despiertan, contrastes que bailan, texturas que se abrazan como si se reconocieran desde siempre. Pero si hay algo que eleva esta experiencia por encima de lo gastronómico, es la atención. Esa forma de cuidar sin invadir, de anticiparse sin hacer ruido. Y ahí está Valentina con su pasión que se nota incluso en los silencios, con ese cariño que convierte una cena en un recuerdo, con esa entrega que te hace pensar que el mundo sería un lugar mejor si todos amáramos nuestro oficio como ella ama el suyo. Les Amis no es solo un restaurante. Es una experiencia que se queda contigo. Una de esas noches que recomiendas no porque esté de moda, sino porque te marcó. Te recomiendo encarecidamente este lugar. Porque a veces, cuando la vida se sirve en plato pequeño y con el corazón grande, ocurre el milagro.

Un sitio de 10. Comida moderna, pero los sabores con la fuerza de la comida de toda la vida, y la sensación de después es es igual, como de comer en casa de tus padres tu comida favorita.

Platos exquisitos, atención de 10 y las recomendaciones de Valentina siempre nos deja impresionados. Volveremos y recomendaremos siempre!

Un servicio impecable. La comida exquisita, con una presentación muy cuidada. Selección de vinos muy acertada. El lugar es acogedor, con una decoración muy especial y bonita, que permite disfrutar de la comida en un ambiente muy relajado. La atención de todo el equipo es súper profesional. Merece mención aparte el trato dado por Valentina, con una sonrisa permanente y con una educación maravillosa. Te aconseja con mucho mimo y cuidado y hace que todo tenga un detalle muy personal. Una auténtica profesional que demuestra que su profesión le apasiona. Totalmente recomendable. Por mi parte, volveré seguro. Está en mi lista de lugares preferidos.

Me encanta. Uno de mis restaurantes favoritos en Pamplona. Comida especial y riquísima. Ambiente súper agradable. Muchas gracias!

Un placer para los sentidos. Fuimos a comer, el servicio muy amable, nos acomodaron confortablente. En cuanto al vino fuimos asesorados por Valentin sumelier excelente y como siempre fue un acierto la eleccion. Por ultimo la comida elaborada con mimo , placer para el paladar. Ese toque frances hace que sea especial y singular en la oferta gastronomica que puedes encontrar en Pamplona. Muy recomendable.

Extraordinario, sorprendente y muy económico. Hemos pagado el doble en otros restaurantes y hemos comido peor. Atención y servicio muy buenos.