La Ermita en Toledo

Ibamos con miedo por algunas reseñas. Esta realmente bueno todo, el servicio impecable, el lugar unico, precios aceptables. Lo malo, el rabo de toro, un poco seco para mi gusto. Lo mejor, el postre de pistachos sorprendente. Imprescindible reservar.

Excelente servicio. Comida de 10 y vistas espectaculares.

Una super experiencia tanto por la comida exquisita como por la atención del personal. Las vistas espectaculares del precioso Toledo y un ambiente relajado. El precio en la línea de un buen restaurante.

El establecimiento está decorado con mucho gusto y ofrece unas vistas espectaculares de la ciudad de Toledo. Sin embargo, en cuanto a la calidad de la comida, esta no resultó ser especialmente destacable. Probamos croquetas, cabrales y jamón ibérico. Las croquetas de cabrales merecen la pena, ya que no se encuentran en todos sitios. Continuamos con un canelón de pollo que, aunque la ración tenía un tamaño adecuado, no nos convenció su sabor, por lo que no volvería a pedirlo. Posteriormente, degustamos pulpo; si bien el sabor a la brasa era excelente, el exceso de picante eclipsaba el sabor natural del pulpo. De platos de carne, pedimos cordero, que resultó estar seco, lo cual fue un fallo considerable. De postre, optamos por tarta de queso y dos cafés. La cuenta ascendió a 123 € (2 personas), y en relación calidad-precio, me pareció algo elevada. En definitiva, la impresión final fue que se paga más por las vistas que por la calidad culinaria.

Experiencia fenomenal tanto por el lugar y sus vistas como por el servicio y el menú. La comida muy buena y el servicio de los camareros como de Roberto quenos dedico parte del poco tiempo del que dispone fue estupendo. Volveremos sin tardar y lo recomendamos con toda garantía.

El tartar un wauu, pedimos el bikini de chicharrón curioso pero no un imperdible, ración de jamón,el chuletón también estaba muy bueno

Excelente lugar la atención muy buena y la comida deliciosa El rabo de toro esquisto Unas vistas espectaculares

Mi marido y yo tuvimos una experiencia gastronómica increíble en esta joya de restaurante en Toledo. Desde nuestra llegada, el servicio fue cálido y atento. Teníamos un horario un poco ajustado para coger el tren, y el personal no solo nos atendió eficientemente sin prisas, sino que incluso nos pidió un taxi para asegurarse de que llegáramos a tiempo. ¡Qué hospitalidad tan atenta! Y ahora, la comida. Pedí las almejas, frescas y en su punto, y mi marido pidió el cordero, absolutamente fenomenal. Estaba tan tierno que casi se desprendía del hueso. Tampoco podíamos dejar de hablar del pan, que era sin duda el mejor que hemos probado en España: crujiente, calentito y con la textura perfecta. Y las vistas… ¡guau! Al ponerse el sol, contemplamos la ciudad de Toledo y el río. Fue absolutamente impresionante; solo por las vistas merece la pena visitarlo. Este lugar es más que una comida; es una experiencia completa. Totalmente recomendable.

Restaurante con unas vistas fantásticas, comida genial , trato excelente, muy recomendable.

Muy buen trato, comida y ubicación excelente.