La Dama en Barcelona

Precioso restaurante, amable y competente servicio y en cuanto a la comida una gran decepción con un risotto cocinado por mi peor enemigo, en la vida he probado algo tan malo!!! Primer plato y postre, ricos. Era el menú, así que pidan otra cosa que no sea el risotto!!!

Nos ecanta probar y recomendar lugares especiales, así como organizar eventos. Tuvimos la oportunidad de probar este lugar que es una total conexión entre arte, estilos, arquitectura, atmosfera, ambiente y sabores. Edificio idílico. La cocina, no nos surprendiò demasiado. Elementos italianos que no vemos como puedan casar con esta descripción "Platos mediterráneos sofisticados servidos en un entorno elegante dentro de un edificio de estilo gaudiano" (cit. google). Pasta.. Burrata.. Probamos el menú de medio día. No incluye café ni bebidas. (aigua filtrada si) Saboreamos platos frescos, ok, de calidad y con toque de decoración perfecta para el estilo del mismo local, pero tuvimos la sensación de que faltara aquel toque más apropiado por tanta belleza y estando además en Barcelona. Buena carta de vinos. Buena elección musical. Ambiente fascinante, limpio y servicio del personal impecable 👌. Volveremos, esperando que el próximo menú sea a la altura, que nos surprenda del todo y que destaque realmente! A presto!

Muchas expectativas con este sitio que no se cumplieron. El restautante está en un piso entresuelo de una finca modernista increible, el acceso a través de un precioso Vestibulo es muy bonito, el restautante es un piso adaptado como restautante que conserva muchos detalles modernista y al mismo tiempo tiene un aire a un club Ingles. Recomiendo pedir mesa en la sala principal, hay más luz y debajo del gran ventanal es el mejor sitio, no fue mi caso mi mesa estaba en el salón del lateral al lado de la pared. Buen recibimiento, la canarera se presento y tras el agua inicial y las bebidas la sentí ausente el resto del servicio. Tardaron mucho tiempo en servirnos, estuvimos 20 minutos con los platos acabados en la mesa, esperando que viniera alguien a recoger el servicio, a traer más bebidas a reponer el pan, entre el primer y el segundo plato pasó demasiado tiempo, muy malos tiempos de cocina y una nula atención del personal de sala. Por ejemplo, los camareros en varias ocasiones entraron en la sala para atender a las otras mesas, nos vieron que habiamos acabado y que no teniamos bebidas y sencillamente nos ignoraron. La comida está buena, pero no es nada excepcional, la presentación se puede mejorar, los acompañamientos son muy básicos mi pollo estaba frio, es normal con la eternidad que tardaron en traerlo, encima estaba cubierto todo de pimientos asados de bote y brotes de ensalada…. esperaba algo más, mejor presentado, con más sabor y con unos acompañamientos más elaborados, posiblemente la carne a su temperatura y mejor emplatado me hubiera gustado más. No pedi postre, pensé que me supondria estar 30 minutos más de espera y preferí irme. El tema del pan se lo tienen que hacer mirar, frase de la camarera “pidan el pan que quieran”, el pan estaba bueno y se presenta con mantequilla, pero no es cortesia de la casa, tiene un coste, cada reposición cuesta 2 euros por rebanada, por ese precio esperaria una bandeja con varios tipos de panes a poder escoger diversos en cada pase, o al menos la cortesia de avisar al comensal que el pan tiene un coste. Salí decepcionada, sólo me gusto el sitio, la comida y el servicio muy mejorable, lamentablemente esta fue mi experiencia.

Oscuro y misterioso. Me encantó para San Valentín. PD. : sirven el mejor tartar de atún de todos los tiempos.

Una de las experiencias gastronómicas más excepcionales de Barcelona, ​​este restaurante ofrece no sólo los mejores cócteles de la ciudad sino también una atmósfera de pura sofisticación. De principio a fin, cada detalle fue impecable. ¿Lo más destacado? El pato Wellington: un plato poco común y magistralmente ejecutado que era nada menos que la perfección. Una visita obligada para cualquiera que busque una cocina de primer nivel y un servicio impecable.

Comida buenísima y sitio muy romantico y muy aconsejable

Teníamos muchas ganas de cenar en este restaurante, al llegar te acompañan a través de un Hall precioso hasta llegar a la entrada de un piso. Te dejan en el piso y ya aprecias el tipo de restaurante que es, con glamour, precioso y una decoración exquisita. La comida muy buena, excepto para los que no le gusten el queso, ya que la mayoría de sus platos acompañan de alguna forma (en nuestro grupo había 1). Eso no quita que los platos y la amabilidad del personal son excelentes. En la factura podéis ver lo que comimos. El 4 sobre 5 lo he puesto porque hemos considerado que un restaurante como este no puede tener la música tan fuerte, no podíamos mantener una conversación con el de al lado sin alzar la voz. Imaginaos todos alzando la voz. Ese punto, bajo mi punto de vista, habría que mejorarlo.

Para empezar, el restaurante ocupa el entresuelo de la Casa Sayrach, destacado edificio modernista de un discípulo de Gaudí. Un piso particular cuyas estancias se transforman en comedores distribuidos de forma que las mesas no interfieren entre sí. Con este marco, uno espera que la comida y el servicio estén a la altura. Y efectivamente, así es. Un steak tartar excelente, rabo de toro notable, una corvina en su punto y el magret Wellington para recordar. Los postres no desentonan. El servicio es atento y correcto. Un confortable lugar para celebraciones. Quizá la carta de vinos podría ser más extensa, pero en conjunto, un acierto.

restaurante,elegante en servicio,atenciones,comida presentación y calidad buena,acogedor, un encuentro agradable.

Restaurante precioso, los platos estaban exquisitos pero muy poca cantidad, me esperaba mas para el precio que tiene