Corría el año 1987 cuando abrimos por primera vez la pesada puerta de aquella cueva que fue del cura, con el sueño de convertirla en un plácido espacio de sensaciones. En el mismo lugar donde se fundieran durante siglos la esencia de la tierra y la sabiduría del artesano para crear vinos genuinos, moldeamos rincones cargados de ensoñación, espacios donde compartir los sabores inmemoriales de una cocina tradicional aliñados con las fragancias de lo natural, en la mesa y en el entorno
Comimos carrilleras y lechazo, sin postres, unos 30 euros por persona y muy rico. Así que calidad - precio, bien.
Atención inmediata y correcta, y la ambientación merece la pena. Muy pintoresca y típica de la zona. Encuentras lo q vas buscando. Temperatura dentro del restaurante fresca, de cueva, comí con cazadora mientras que fuera, en la calle en tirantes.
Un sitio super chulo para comer. Lo recomiendo 100%. Tienes un ambiente único con una comida riquísima. Me quedo con ganas de ir de nuevo para probar más platos y sentarme en todos los rincones de la cueva. Sin duda sitio que merece la pena.
La cueva es guapísima. Mi pareja ya era asiduo pero yo es la primera vez que venía y me encantó! Los embutidos buenísimos y la tortilla guisada muy rica! También pedimos unas chuletillas de lechazo que estaban muy tiernas. Para repetir una y otra vez. La atención es también buenísima.