La Carta de Cimadevilla en Oviedo

Cerquita del Ayuntamiento, respirando los vientos de la Catedral cercana, en Oviedo, con esa zona vieja abrigando su perímetro se esconden sitios como "La Carta de Cimadevilla", que una vez encontrados exhiben su plenitud y sabiduria en el noble arte del apetito. Recogido en su fachada, protegido por las sombrillas de una terraza, pero extenso local, donde tras la barra de la entrada nos lleva a un acogedor comedor, luminoso, vestido de gala con esa agradecida mantelería cubriendo sus mesas y abrazando los cubiertos que esperan los platos escogidos. A su lado, protegida por cristal, hay otra terraza interior que en momentos de climatología benigna se aprecia en cuerpo y alma su presencia. Personal atento, amable y veloz en cada movimiento,siempre pendiente de la evolución de los comensales; para añadir una carta donde puedes saborear desde una pequeña entrada hasta un elaborado plato, bien sea carne, pescado, marisco o vegetal. Dani, nuestro camarero, cumplió con la solidez y experiencia todo lo relacionado con el servicio, añadiendo, aún más si cabe, perfecto empaque a la velada. Sr Mauri, tienes un gran equipo, enhorabuena.

Muy buen trato desde el momento de la llegada. Sin reserva preguntamos y (cierto que había pocos comensales) nos ubicaron en una buena mesa. Nos aconsejaron pedir dos únicos platos para cenar; acertaron. Reseñables los lomos de atún, jugosos y sabrosos. Las verduras en tempura y el postre cremoso completaron la velada

Calidad precio coherente, lo q comimos todo perfecto y en su punto, muy céntrico y el camarero único chico extraordinario, nos aconsejo con la comida y sobre todo con la cantidad pq íbamos pasados, las croquetas de compango super conseguidos el chachopo de solomillo una pasada y el arroz con leche buenisimo, comida total asturiana, lo q nos estaño y nos jorobo bastante es q no trabajan con sidra, nos dejo fuera de juego

Local de tamaño mediano en su interior, terraza exterior. Trato amable, precio algo elevado. Tapa básica

Excelente lugar para comer, exquisita la comida y el trato por parte de todos los trabajadores y en especial del dueño que no sólo sirve platos sino que te atiende con gran esmero. En él sirven el mejor arroz con leche de toda Asturia . Muy recomendable.

Conocemos La carta de Cimadevilla desde siempre, y la verdad es que nunca falla. Es uno de esos sitios que se agradece tener a mano: bien ubicado en pleno centro, con una terraza en la calle ideal para tomar algo al aire libre, y otra en la parte trasera que sorprende por lo tranquila y agradable que es. Es un sitio perfecto tanto para un vino o una caña rápida como para sentarte a comer a gusto. El producto es bueno, se nota en cada plato. Pero si algo hay que destacar, sin duda, es el servicio: de lo bueno, lo mejor. Cercanos, atentos y siempre con una sonrisa. Si vas, no te puedes perder las rabas: crujientes, en su punto, un clásico que nunca decepciona. Los embutidos están muy bien seleccionados, y la carne… qué decir de la carne: buena, buena, buena. Jugosa, sabrosa y con ese toque que te hace pensar en volver antes de haber terminado. En resumen, La carta de Cimadevilla es de esos sitios que da gusto recomendar. Porque sabes que quien vaya va a salir contento, bien comido y seguramente con ganas de repetir. Ya sea de paso o como plan fijo, siempre es un acierto.

Me encantó el sitio , fuimos de casualidad y tanto el ambiente que perfecto , espacio genial, camareros super agradables y pendientes de que todo estuviese genial , comida muy muy rica me pareció un sitio para volver

Buena comida, atención exquisita y excelente asesoramiento. Volveremos. Gracias

Espectacular terraza interior. Servicio increíble. Buenas las croquetas,aunque algo "amazucadas" y con, posiblemente, exceso de aceite de fritura (sensación personal). Riquísimo el bacalao con pisto. En su punto,jugoso,muy bien tratado. Justita la hamburguesa de Kobe. No voy a entrar en el origen de la carne,que desconozco si es verdadero buey de Kobe,pero está seca,y no permite disfrutar el sabor de la carne. Las patatas que lo acompañan, poco hechas. La salsa de mostaza, exquisita.

Nunca defrauda, menús equilibrados y terraza para estar de cañas en una calle muy céntrica. Para repetir