06/11/2024: Me regalaron una cena en este restaurante, un menú, sin saber nada. Fui con mi pareja sin ninguna expectativa, a ver qué... El edificio es espectacular, una masía muy antigua y grande, reformada en la zona del restaurante, por un despacho de prestigiosos arquitectos. Al llegar te hacen una pequeña visita guiada que se agradece. Ahora bien... Te sientan en una llaaaaaarga mesa dorada, en medio de una sala igualmente larga. Tuve una sensación de incomodidad y poca intimidad desde el principio. Esa sensación fue "in crescendo" a medida que avanzaba la cena. Los camareros están como apaciguados, como mortecinos, y te van soltando unas explicaciones como aprendidas de memoria... ¿Qué les pasará? A mí no me hicieron sentir bien. Los platos, para paladares más sofisticados que el mío, deben ser buenos, pero a mí no me hicieron ni frío ni calor: más bien, algunos, algo de angustia. Además, en esa sala dorada, como de tanatorio de lujo, iban pasando de otras personas a las que enseñaban el restaurante. Menos intimidad todavía. Más ganas de irse. A mí, personalmente, no me gusta que me digan cómo debo comer los platos. Tampoco me gusta que me racionen el vino. Supongo que es como se hace en restaurantes como éste, pero a mí no me gusta. Llegados a no sé qué plato - la lista era eterna, pero creo que era cuando probé el bacalao - ya no pude más y quise irme. Pedimos el postre y huimos al aire libre. A mí me dio un poco de miedo el sitio y el personal. Luego sí que hemos comido en otros restaurantes de la Garrotxa, más normalitos, donde sí comimos muy bien. No quiero ser injusto con mi reseña: se nota que hay mucho trabajo detrás de ese restaurante. Quizá soy yo y lo que dicen de "no está hecha la grosella por la boca del asno".
05/11/2024: Hemos tenido la oportunidad de visitar más de 20 restaurantes con estrella Michelin en todo el mundo y, sin duda, la comida aquí es lo más destacado de la experiencia. Los platos son creativos y ejecutados por expertos. Sin embargo, el maridaje de vinos, aunque con etiquetas de excelente calidad, podría ser más diverso, sobre todo comparado con restaurantes del mismo nivel (sirvieron 4 vinos para toda la carta)
Lo que realmente impide que este restaurante alcance la tercera estrella es el servicio. El equipo se reduce, lo que repercute en el ritmo del almuerzo. Los entrantes, por ejemplo, tardaron alrededor de 1 hora y 30 minutos en servirse. Cuando llegaron los primeros aperitivos, nos recibieron con una copa de vino espumoso, lo cual es agradable, pero lamentablemente no fue suficiente para compensar la larga espera hasta que llegó el menú, quedando la copa vacía durante bastante tiempo. Este es un detalle simple que podría corregirse fácilmente, sin embargo, al leer otras reseñas antes de nuestra visita, noté que este defecto ya había sido mencionado y aún no se ha resuelto.
En general, la experiencia es buena, pero el servicio necesita ajustes para llevar el restaurante al siguiente nivel.
La comida fue increíble, la arquitectura del restaurante es hermosa y la experiencia valió la pena el viaje.