Es un lugar para mi gusto poco abierto al público. Decorado muy en oscuro y con poca luz. No invita a entrar.
El servicio normal, gente no muy estresada por la falta de clientela pero no por ello desatienden a los parroquianos. Es un bar que antes de la pandemia vivió sus mejores momentos bajo otro nombre. Buen cañero y pinchos ricos pero para nada menús ni nada de lo que figura en las fotos. A lo mejor es otro de otra localidad pero no pertenecen al de Santutxu. Eso seguro.
Sin luz, sin gente, pequeño .... No te sientes cómodo.
El café muy rico eso sí.