Jai-Ca en Barcelona

¡Qué gran bar de tapas! Probé 3 tipos diferentes de tapas que fueron más que suficientes para una persona. Si vas con otras personas te recomiendo pedir diferentes tapas y compartirlas para poder probar más porque tienen una selección muy amplia y a mí me hubiera encantado probar aún más pero sola no se podía comer más. Los precios son muy razonables, el personal es amable, aunque fueron un poco lentos al final para tomar mis platos y traerme la cuenta. El lugar es un poco ruidoso y concurrido, pero de todos modos tiene buen rollo. Prueba la crema catalana y las trufas de chocolate caseras, ¡ambas son increíbles! Una gran ventaja es que aceptan reservas (a diferencia de muchos otros restaurantes en Barcelona donde no puedes contar con poder cenar a menos que estés dispuesto a hacer cola Dios sabe cuánto tiempo...). En definitiva, un gran lugar con una amplia selección de tapas tradicionales a precios razonables, sólo puedo recomendarlo.

Deliciosas tapas catalanas en un bar auténtico con un servicio amable y súper rápido a pocos metros de los caros restaurantes turísticos. Nuestras carrilleras de cerdo ibérico se derritieron en la boca y el pulpo con calmaris se frió en una deliciosa salsa ligeramente picante con cebolla: una experiencia de sabor. Se podía admirar a los chefs por su rápido trabajo. ¡Todo a buen precio! ¡Gracias! 🐝

Lugar característico, muy bonito, excelente cocina.

Un restaurante acogedor, lleno a la hora de cenar, pero encontramos mesa bastante rápido, sin hacer reserva ni colas. El local es perfecto para tapear: pimientos de padrón, gambas allioli, croquetas, pulpo a la gallega, patattas brava y la mejor sepia a la planxa. Fue el primer restaurante en el que comimos después de aterrizar en Barcelona y logró trasladarnos inmediatamente al ambiente culinario específico de la ciudad.

Uno de los mejores sitio de tapas de Barcelona , super recomendado el vermut

La comida está bien pero el pulpo no nos ha gustado, parece que se haya recalentado El resto todo bien

Llegando a este lugar por casualidad, comimos unas tapas excelentes. Aconsejado

Genial... realmente genial... ¡excelente comida! 😃

La comida no está mal pero camareros muy lentos y antipáticos

El alma catalana concentrada en unos pocos metros cuadrados. Si buscas una velada animada y el típico ambiente festivo que esperas cuando visitas Barcelona, ​​no puedes dejar de hacer una parada en Jai-Ca. Aquí encontrarás un rincón de la barceloneta donde cada detalle expresa el alma catalana. Una cena espléndida, en un lugar considerado una institución del tapeo: pequeño, característico, alejado de la avalancha turística y frecuentado tanto por visitantes conocedores como por "locales". Un ambiente típico y sofisticado, confuso, teniendo en cuenta también la concentración de mesas, pero muy organizado, con un personal amable, eficaz, muy rápido, preparado y sonriente. Nada más entrar en el "bar", te recibe el típico ambiente festivo que se espera en un lugar así. La cena fue sencillamente impecable. Tomamos varias tapas. Empezaré diciendo que Jai-Ca es famoso por sus tapas de pescado, pero teníamos una gran variedad, incluidas las tradicionales. El pescado frito estaba magnífico. Pescado muy fresco y fritura crujiente, ligera y nada grasa. Deliciosas las bravas tradicionales (excelentes, con una salsa picante y muy equilibrada, sin el frecuente predominio del ajo) y las croquetas de jamón (pedir por pieza). De nuevo, excelente la tortilla con patatas y queso (disponible en ración normal, no en tapa), de sabor fuerte pero cremoso y delicado, servida con un delicioso pan con tomate sazonado al momento. Todo era superlativo: productos de calidad, materias primas evidentemente genuinas, cocinadas de forma sencilla y auténtica. Para beber tomamos un tarro de sangría, que - francamente - encontré entre las mejores que probé en Barcelona. Para terminar compartimos una crema brulée. Estaba bueno pero, personalmente, lo prefiero más compacto y menos líquido. Eso sí, hay que tener en cuenta que es un bar de tapas y no una pastelería. Todo por unos 65 euros (precio para dos personas). Un precio muy honesto por la cantidad (las tapas son generosas, no pequeñas muestras) y - sobre todo - la calidad de la cena. Sin pelos en la lengua, mi lugar favorito en Barcelona, ​​donde volvería mañana por la tarde y donde volveré para la primera cena cuando regrese a esta espléndida ciudad. 5 estrellas, todas bien merecidas.