Hostal Restaurante El Refugio en Santa Colomba de Somoza

El Refugio Rabanal del Camino es uno de esos lugares que encarnan a la perfección el auténtico espíritu del Camino de Santiago. Nada más entrar, se percibe una atmósfera cálida y acogedora, impregnada de silencio, madera y piedra. El entorno es sencillo pero está meticulosamente cuidado, limpio y ordenado, con espacios compartidos. La hospitalidad es genuina: los responsables del refugio te reciben con una sonrisa sincera y un servicio atento que te hace sentir como en casa al instante. Las habitaciones son cómodas y están bien calefaccionadas, un alivio inmenso en los días fríos o lluviosos. El verdadero valor añadido, sin embargo, reside en la atmósfera: tranquila, serena, casi espiritual. Desde la ventana se vislumbra la montaña que conduce a la Cruz de Hierro, y al anochecer, el pueblo se sumerge en un silencio que invita a la reflexión. Un refugio en el sentido más estricto de la palabra: un lugar de descanso, encuentro y paz interior.

Menos mal que reservamos mesa en restaurante, se lleno pronto a pesar de Fin temporada. Ambiente rustico elegante, servicio muy bueno y rapido y comida deliciosa: cocido maragato y ensalada cruz de hierro. Porciones abundantes.

El restaurante tenía una comida maravillosa. Pedimos pescado y hamburguesa, y ambos estaban excelentes.

Habitación pequeña pero cómoda. La bienvenida fue impecable.

Dormimos allí una noche haciendo el Camino francés. El checking, impecable. Nos informaron de todo: varios menús, actividades para hacer en el pueblo... El desayuno empezaba a las 7,30 horas de la mañana, un poco tarde para nosotros. Los colchones y las almohadas no tenían protector: cosa que nos extrañó. El hostal está justo enfrente de la iglesia y se oyen mucho las campanas. Menos mal que no las volvimos a oír a partir de la medianoche. Todo muy limpio.

Cenamos un menú y todo estaba excelente, buena comida, postres aún mejores y el personal increíblemente atento. Recomendable totalmente.

Una experiencia gastronómica 100% recomendable

Son muy amables y profesionales,mi compañera y yo estuvimos ayer,y quedamos super contentas.A mi se me olvidaron los palos de caminar ,llame y me los enviaron donde estoy hospedada por eso les doy un 10 😚

El hotel el Refugio se encuentra en la parte más alta de la calle Real, en pleno Camino de Santiago que atraviesa el pueblo, y frente a la iglesia de la Asunción y el monasterio de San Salvador. La hostería está ubicada en un edificio construido con sillares de piedra, una típica construcción de esta región leonesa. Según nos comentaron el edificio formaba parte de un antiguo granero y pajar que fue restaurado y remodelado como hostería hace algunos años. Las habitaciones se encuentran en la primera planta. Son habitaciones sencillas, no excesivamente grandes y con un baño completo con ducha. Las camas y las almohadas son muy cómodas. Tanto la habitación como el baño estaban muy limpios y aseados, al igual que la ropa de cama y las toallas. En las habitaciones hay calefacción pero no tienen aire acondicionado. Nuestra habitación era muy tranquila, sin ningún tipo de ruido externo y con unas bonitas vistas de la iglesia. La atención de las chicas que nos atendieron fue excelente, tanto en recepción como en el restaurante. Un encanto de personas con un trato muy cercano y familiar. En la planta baja hay un restaurante, muy recomendable en donde se come realmente bien. Tienen varios tipos de menús y un menú del peregrino a muy buen precio. Nosotros nos pedimos para la cena unos cachopos que estaban increíbles, crujientes y jugosos, acompañados de un buen vino del Bierzo. El cocido maragato que se pidieron en una de las mesas cercana a la nuestra, tenía una pintaza espectacular. En este mismo comedor se sirven los desayunos por la mañana, un desayuno sencillo pero rico y suficiente: café, tostadas de un buen pan de pueblo, mermeladas y zumos de naranja. Una hostería excelente, ubicada en un lugar privilegiado del Camino de Santiago, y con una magnífica relación calidad-precio. Muy recomendable si estás haciendo el Camino y reponer fuerzas para la subida hasta la emblemática Cruz de Ferro en Foncebadón. Sin duda, un hotel y un restaurante para volver.

Solo puedo decir... La comida más increíble con la gente más increíble. Nunca me había sentido tan bienvenido ❤️