Furancho en Sevilla

Muy bueno, desde la comida hasta la atención del personal.

Buena comida. Local pequeño y bien atendido

Bastante buen producto. Ambiente acogedor y buen servicio.

Furancho es uno de esos lugares que sorprenden sin hacer ruido. Desde que entras, te envuelve un ambiente muy acogedor, con un estilo cuidado pero sin pretensiones. Se agradece especialmente la forma en que el equipo atiende: con presencia amable pero nada invasiva, lo que permite disfrutar de la experiencia con calma. La cocina parte de raíces gallegas, pero reinterpretadas con un toque refinado y actual. Platos sencillos, bien ejecutados con mucho gusto, anchoa del cantábrico y sin dudas pulpo a feira. Aunque llegué con poca hambre, la calidad y el equilibrio de cada propuesta hicieron que disfrutara mucho más de lo esperado. El pan, muy bueno —aunque con bastante miga—, acompañaba perfectamente. Y el postre… una sola bolita de helado de mango, diferente a lo habitual y sorprendentemente satisfactoria. Me lo tomé como un cierre ligero, pero honestamente, me habría comido mucho más. Un sitio al que volver, ideal para quienes valoran los detalles, la calma y una cocina con alma.

Buen producto, obviamente con un precio acorde. A destacar: zamburiñas, croquetas de jamón, pulpo, lagrimitas de merluza. No repetiría: lasaña ni queso frito

Servicio de Laura e Iván increíble y la comida también repetiremos

Ambiente 4, 44° y los aires acondicionados no dan de sí!!! Claudia la encargada de nuestra mesa, diez estrellas! Campeona!

Muy buena la atencion , nos atendio laura excelente , la comida tambien nos ha gustado mucho , todo con un punto diferente que hace la diferencia . Precio acorde .

Si estás en Sevilla y se te antoja comida gallega este es el sitio , los productos son de primera calidad. Y el servicio muy bueno, mención especial a la camarera Laura que nos asesoró muy bien y nos atendió estupendamente. Todo estaba bueno, el pulpo. , la carne, el atún rojo, las gambas de Huelva la tarta de queso . Parada obligada en Sevilla.

taberna informal con restaurante más acomodado con aires gallegos, la decoración es moderna y actual y el servicio correcto. yo no tuve suerte al pedir, la tortilla de cambados estaba excesivamente apelmazada y la torrija con toques cítricos que la hacían difícil de comer, el cambio fue por una tarta de queso que tampoco maravillaba. los precios algo altos aún no he decidido si volveré para otra oportunidad porque me lo han puesto difícil