19/05/2025: Sutil elegancia en el corazón de Murcia
Ubicado en el centro histórico de Murcia, este restaurante —hermano del aclamado Perro Limón— comparte no solo propietarios, sino también una filosofía culinaria basada en el detalle, la creatividad y el respeto al producto. Situado en una de las plazas más emblemáticas de la ciudad, rodeado de templos gastronómicos, este local no se queda atrás: está a la altura, y con nota.
El interior es cálido, de gusto refinado, con una decoración que transmite confort y sofisticación a partes iguales. También dispone de terraza exterior para quienes prefieren el pulso de la ciudad mientras disfrutan de una gran comida.
La carta, aunque no extensa, está diseñada con mimo: cada plato refleja técnica, equilibrio y una calidad sobresaliente del producto. Las presentaciones son impecables y los contrastes de sabores sorprenden sin perder armonía. La carta de vinos acompaña perfectamente, con una selección acertada y versátil.
El servicio fue impecable: profesional, cercano y con conocimiento de cada detalle del menú. Y en cuanto al precio, resulta muy razonable si consideramos el nivel de elaboración y la excelencia de la materia prima.
Entre los platos que más nos conquistaron: el arroz de chipirones —profundo y sabroso—, la ensalada de bacalao, y unas patatas con huevos rotos y atún rojo que elevan lo sencillo a lo extraordinario.
Un restaurante al que, sin duda, volveremos. Pero eso sí: reserva siempre, porque aquí se come muy bien… y muchos lo saben.
19/05/2025: Sutil elegancia en el corazón de Murcia
Ubicado en el centro histórico de Murcia, este restaurante —hermano del aclamado Perro Limón— comparte no solo propietarios, sino también una filosofía culinaria basada en el detalle, la creatividad y el respeto al producto. Situado en una de las plazas más emblemáticas de la ciudad, rodeado de templos gastronómicos, este local no se queda atrás: está a la altura, y con nota.
El interior es cálido, de gusto refinado, con una decoración que transmite confort y sofisticación a partes iguales. También dispone de terraza exterior para quienes prefieren el pulso de la ciudad mientras disfrutan de una gran comida.
La carta, aunque no extensa, está diseñada con mimo: cada plato refleja técnica, equilibrio y una calidad sobresaliente del producto. Las presentaciones son impecables y los contrastes de sabores sorprenden sin perder armonía. La carta de vinos acompaña perfectamente, con una selección acertada y versátil.
El servicio fue impecable: profesional, cercano y con conocimiento de cada detalle del menú. Y en cuanto al precio, resulta muy razonable si consideramos el nivel de elaboración y la excelencia de la materia prima.
Entre los platos que más nos conquistaron: el arroz de chipirones —profundo y sabroso—, la ensalada de bacalao, y unas patatas con huevos rotos y atún rojo que elevan lo sencillo a lo extraordinario.
Un restaurante al que, sin duda, volveremos. Pero eso sí: reserva siempre, porque aquí se come muy bien… y muchos lo saben.