Pedimos dos paellas, una de marisco y otra de pollo, y tiras de pollo con patatas fritas y ensalada. Las paellas eran grandes, mi hija mayor no pudo comerse toda la ración. La comida era deliciosa y recién preparada (estábamos dentro del lugar y vimos cómo se preparaban los platos). El ambiente dentro del lugar es pobre, pero era diciembre y hacía mucho viento, así que queríamos abrigarnos un poco. Precio 44 euros por tres platos y bebida agua y cola aprox.