Farah en Madrid

No pongo mas estrellas porque no puedo. Música ambiente un 10, el sitio súper especial. La comida realmente buena, los cócteles estaban riquísimos, la atención por parte de todos genial y muy destacable la dueña. Con una atención increíble y una energía que llena el local. Nos teníamos que ir porque teníamos otro compromiso y al ver que no habíamos tomado postre nos ha invitado al helado de chocolate con aceite y sal. El mejor helado de mi vida. Volveremos seguro gracias por la experiencia!

La comida es deliciosa, tuvimos la oportunidad de hablar un poco con Heba (su dueña) ya que nos sentamos en la barra y fue una muy linda experiencia. Se nota que todo está muy cuidado, desde la comida a la atención y el sitio que es precioso. Muy recomendado

El pulpo brutal Supera cualquier parrilla. Gran atención y local con mucho criterio

No he comido allí pero el diseño del logo es bonito.

Me ha flipado, super acogedor, el equipo es genial y la comida otro rollo. Volveré seguro :)

Heba es extraordinaria y su restaurante, sin duda alguna, mi favorito de Madrid. Una apuesta auténtica, cuidada y con mucho empeño y seña de identidad. ¡Enhorabuena a ella y todo su equipo!

Farah es un restaurante Palestino con una comida muy rica y precios razonables. Estuvimos en una mesa privada que nos encantó, pero la experiencia se vio empañada por la actitud del personal, que fue bastante seca al principio y solo mejoró cuando empezamos a pedir bastante. Nada más sentarnos, nos dijeron que no servían Coca-Cola porque “no apoyan marcas que apoyan a Israel”. Siendo descendientes libaneses, entendemos que hay contextos complejos, pero creemos que ese tipo de comentarios no deben formar parte de una experiencia en un restaurante. Los clientes vamos a disfrutar de la comida, no a debatir posturas políticas.

Farah es el corazón de la cocina y las raíces palestinas de Heba, la dueña de este establecimiento. Es un restaurante precioso, coqueto, pequeño y acogedor con tonos tierra y con una terracita pequeña. El servicio es genial. Están súper atentas/os en todo momento, son muy amables y agradables. Nos pusieron unas ricas aceitunas aliñadas para abrir boca y pedimos la bebida de pomelo, granada y sirope para refrescarnos. Heba nos recomendó genial la elección de los platos. Compartimos la ensalada del pastor (con un aliño cítrico y refrescante que le dio un toque potente a las verduras), la muhammara de pimientos rojos y melaza de granada (deliciosa e imperdible, hay que pedirla sí o sí), el fatte de berenjena (ligero y sabroso, todos los sabores se equilibraban a la perfección) y el pulpo con mantequilla dorada y alcaparras (jugoso, crujiente y sabrosísimo). Además, degustamos también el helado de chocolate negro con escamas de sal y aceite de oliva virgen extra (y desde aquí agradecer a Heba que nos lo ofreciera y nos invitase). Es un sitio al que volver, sin duda, y esta es la primera de muchas veces en Farah. Muchísimas gracias Heba por abrirnos las puertas de tu casa y degustar tan ricos platos. ¡Es un placer poder haber ido a tu restaurante!

Baba Ganoush, muhammara y kebab muy buenos; zamburiñas normalitas y los helados y el spresso Martini excelentes. En La Latina cerca de San Francisco el Grande. Local pequeño y muy sencillo pero la calidad de la comida y el buen ambiente amigable que crean la propietaria y su asistente hacen que se esté muy bien. No es barato ni tiene porqué serlo.

Un pequeño restaurante en La latina. La comida es árabe- mediterránea aunque un tanto oferente de los restaurantes libaneses y similares más convencionales. El local es muy pequeño, no muy cómodo y cuesta lo suyo reservar porque tiene bastante éxito. Siendo 4 seguimos las recomendaciones de la dueña y probamos un poco de todo. Bueno el labhné, el baba gnoush normal y nos gustó sobre todo la muhammara de pimientos, fantástica. Excelente el tomate. El kebab está muy bien, jugoso y al punto. Muy rico el pulpo. Y también la lubina que por su tamaño da como para 4 raciones. Los sabores muy sutiles y diferentes. El pan excelente y donde nos pareció algo más flojo fué en los postres, aunque nos quedamos sin probar el postre estrella, el knafé. Un poco subidos de precio, la verdad. Muy amables tanto la dueña como la chica joven que nos atendió. Todo correcto, rápido y con muy buena disposición para ayudar a elegir los platos. En general comida muy rica y un sitio para volver. Precios de unos 40 € por persona, más o menos. Disfrutaríamos más en un local más grande y aunque iba por turnos no agobiaron en ningún momento, no como en otros restaurantes.