Etxebertzeko Borda en Baztan

Sitio con encanto , con cocina tradicional y a precios moderados. El trato familiar

Llegamos a este lugar idílico a través de una hermosa ruta en motocicleta y ¡comimos delicioso! Truchas de nuestro propio estanque de cría... ¡no hay nada más fresco! También se recomienda la carne. ¡Volveremos algún día!

Se come muy muy muy bien, y es un caserío muy curioso porque tiene su propia piscifactoría de truchas. Tiene terraza y un comedor acogedor. La cocina es casera y la relación calidad precio excelente. El servicio rápido y amable a pesar de que estaba todo lleno. Tienen también música en directo. Lo único malo es que no hay cobertura (ni telefonía móvil ni datos) y que la carretera de montaña es un tanto sinuosa y muy estrecha.

Una gran sorpresa que no te esperas después de recorrer semejante carretera

El paisaje para llegar, precioso. La comida normal, nada del otro mundo. Nos tuvimos que marchar antes de postres ni cafés ya que había un grupo de 5 parejas que gritaban para hablar, se reían a carcajadas super alto, los teníamos al lado y nosotros no podíamos ni hablar, muy desagradable. También denunciaría que tienen un perro donde crían las truchas, atado con una cuerda de 2-3 metros que no se puede ni mover, estaba inmobil encima de una especie de caseta, me dió mucha pena, en pleno monte, un animal atado y enjaulado....

En un lugar del Baztán de cuyo nombre si quiero acordarme se encuentra este pedazo de sitio inmerso en medio del bosque. De los sitios que se me quedan cortas las cinco estrellas que hay de máximo para puntuar. Y es que ya empezando por su enclave, continuando por sus precios, siguiendo por su calidad, terminando por su atención y servicio, aquí no hay manera de buscar un pero. Hay un menú donde te ponen todo lo que es especialidad de ellos, (cordero, cuajada, trucha....)pero si te quieres salir un poco de el, como fue nuestro caso para poder probar alubias rojas,revuelto hongos ,paté casero,... no te vas de precio ni mucho menos ,al revés diría yo y sin dejar de probar sus platos estrellas, que una vez catado unos cuantos, ninguno tiene desperdicio. En principio éramos un poco reacios a la trucha, pero vaya que aciertazo haberla pedido. Un placerazo de sitio en todos los sentidos, sobre todo en el del gusto 😉. P.D. Hay un ampllo aparcamiento, aparte del de la entrada junto al frontón, en la parte baja. Por tanto ningún problema en ese sentido. P.D.2. La carretera hasta alli es sinuosa, pero siempre con un buen asfalto.Ell paisaje desde el mismo coche ya es mágico.

Sitio encantador, con comida buenísima y trato cercano. Recomendable al 100%. El largo trayecto ha merecido la pena. El cordero al chilindrón, revuelto de hongos y los postres espectaculares.

El 24 de septiembre, después de una larga caminata, conduje hasta aquí para almorzar tarde. Es necesario reservar, sin conexión wifi, súper amigable. Toda la comida es buena. Desde el Restaurante se puede ir andando hasta el ‘Infernuko Errota’