El Riojano en Madrid

Conocimos este local porque salió en el programa de Telemadrid Cañas y Bares. Nos pareció muy chulo y un día fuimos a probar y conocerlo. Es muy del Madrid de toda la vida 😃 Merendamos allí y todo estaba riquísimo, además es barato y merece la pena. Cada semana tienen dulces de especialidad para llevar o tomar allí. En mi opinión a destacar, lo ricos que están los suizos y las palmeras de azúcar.

Una de las mejores pastelerías que he probado. Tiene unos dulces realmente ricos y que merecen mucho la pena. Cogimos diferentes pasteles para probar y cada cual estaba mejor. No es de las pastelerías más conocidas de Madrid pero lo recomiendo muchísimo.

Me da mucha pena que ya no sirvan churros. Pero el chocolate estaba espectacular: rico, espeso, no demasiado dulce. Mereció la pena la visita.

Es una panadería histórica ubicada en la calle que une la Puerta del Sol, en el centro de Madrid, con la Plaza Mayor. Cuenta la anécdota que fue inaugurada en 1855 por un pastelero que trabajaba para la familia real española. No está lejos de La Majorquina, una panadería inaugurada hace dos años, y que abrió 39 años antes. Por lo tanto, lleva funcionando desde antes del Movimiento Campesino Donghak y la Reforma Gabo. De hecho, la visité hace dos años, pero volví porque estaba cerrada temporalmente y, afortunadamente, actualmente funciona con normalidad. Desde fuera parecía muy pequeña, pero en realidad era bastante espaciosa cuando entré. El ambiente deslumbrante y clásico, que recuerda a la familia real, está perfectamente combinado, y la variedad de panes expuestos es realmente increíble. Todo, incluidas las galletas y los dulces, me llamó la atención. Hay un comedor como de cafetería, así que me senté y, al pagar, me pareció que no había que pagar por la mesa. Costaba unos 11 euros, así que era razonable teniendo en cuenta la historia y el espacio. Se puede pedir consultando los menús de cada mesa, y las explicaciones están detalladas. Pedí las napolitanas que comí en La Majorquina y un pan clásico que me recomendó el personal. Primero, las napolitanas son napolitanas españolas, y aunque hay algunas diferencias, son casi iguales. Elegí natillas de los dos sabores, natillas y chocolate, y fue un acierto total. El exterior estaba ligeramente prensado, así que la masa no estaba tan crujiente como la de napolitanas, pero el interior estaba húmedo y la crema pastelera estaba muy rica. Me gustó su sabor sencillo, que combinaba lo suave y lo dulce. El pan que me recomendó el personal fue el bartolillo, un postre tradicional madrileño, que consiste en una masa rellena de crema pastelera y frita en aceite de oliva. Se parece a un calzone, un tipo de pizza. La diferencia con el calzone es que ahora lleva crema pastelera en lugar de queso, por lo que es dulce y aceitoso en lugar de salado. Me recordó a un postre y al milhojas. Un capuchino con pan por la mañana tenía una espuma de leche espesa, sin duda diferente a la de un latte, y era más sabroso al removerlo bien. Creo que es un nivel alto para un país que no es Italia, la cuna del café. También tomé un latte de chocolate que echaba de menos durante dos años, y por primera vez lo disfruté solo, sin churros. Si quieres experimentar plenamente la profunda dulzura del chocolate, no está mal tomar un latte de chocolate solo una vez.

Este lugar rebosa ambiente real y espejos antiguos, y tiene sentido. Hubo una vez en que el pastelero personal de la reina quería tener su propia pastelería. Y la reina lo ayudó a hacer realidad ese sueño. El Riojano es un elegante palacio de dulces y postres donde el café viene acompañado de azúcar glas y chocolate espeso para mojar. Recuerda: si tu empleado es increíble, asciendelo o abrirá un imperio de pastelería y te presumirá como debe ser.

Es una cafetería histórica, pero podrían cuidar más el ambiente. Está un poco descuidada y las luces de bajo consumo no encajan con el estilo clásico. El chocolate caliente y los bizcochos de soletilla están bien, pero nada del otro mundo.

Deliciosos pasteles, el único problema que tienen es su precio...son bastante caros para lo que obtienes...

El hojaldre que nunca falla es una delicia. La pega es que se le olvide al camarero .

Solo necesitaba un lugar agradable para una taza de té después de un gran día en Madrid. Estaba cansado, exagerado y abrumado por una ciudad tan grande como Madrid, que a menudo, solo encontrar un lugar para sentarse a tomar una taza se convierte en un golpe de suerte. Bonito café de estilo tradicional madrileño. Desafortunadamente, estaba tan cansada que no tenía apetito por ninguna de las delicias tentadoras, así que no puedo comentar eso. Tienen una gran selección de tés, o infusiones como se les llama en España. Yo elegí el mío. Buen servicio, pero el precio de una bolsa de té de té no es tan bueno. 3 . 20 euros por un té básico.

Sono stata in questa pasticceria storica per colazione e ho provato una bamba de Nata. Squisita. Prezzi onesti. Da provare.