El Rincon de las Hoces en Carrascal del Río

Acabamos de llegar de pasar un fin de semana en este hotel, esta retirado de cualquier pueblo, es una pedania, pero muy bien situado para realizar las visitas de rigor por la zona, muy cercano a las hoces, a donde se puede llegar paseando y a Sepúlveda. Las instalaciones están muy bien, tanto el hotel como el restaurante, donde ponen el desayuno (en nuestro caso incluido en el precio de la habitación) y en que disfrutamos de un lechazo muy rico y con una carta interesante. Está situado justo al lado de un río, con una terracita para tomar algo, o cenar, en la que cuando cae el sol se está muy agusto ya que refresca debido a la cercanía de este. Para nosotros es un sitio en para repetir sin duda, aunque hay algún detalle a mejorar, que ya comentamos en recepción a nuestra marcha y que mejoraran seguro, viendo la atención con la que nos han escuchado.

¡Excelente en todos los aspectos!

Hemos estado una noche, mi marido, mi hijo de 14 años y yo. El hotel, correcto, reservé una habitación con cama supletoria porque éramos 3 personas e intenté que no fuese la habitación del baño con cuadros azules y blancos, ya que la bañera está debajo de la zona abuhardillada y hay que medir un metro quince para poder ducharse… para asegurarme incluso reservé la habitación que era apta para minusválidos, ya que no sería la de ese baño y… me tocó. Por lo demás, el check in era a las 14, intenté poder entrar antes y me avisaron que era imposible… llegamos a las 17, ya que aprovechamos para ir a comer y aún así tuvimos que esperar a que montasen la cama supletoria porque aún no estaba montada. Las sábanas de dicha cama olían a chimenea, sí… a chimenea… y, esto ya no es culpa de local, la habitación de al lado tenía una pareja extrañísima que gritaba de manera terrible y no pudimos dormir hasta las 5 de la mañana, además de tener la tele encendida toda la noche… en general, una experiencia para olvidar.

Reservamos para comer. El cordero, el cochinillo y la torrija, riquísimas.

Acogedor y auténtico hotel español en una zona preciosa. Propietarios y personal muy amables, habitaciones bonitas y limpias. Se admiten perros. Buen desayuno y platos del menú del restaurante. Nos alojamos dos noches viajando desde el sur de España hacia el norte. Hicimos un precioso paseo junto al río con muchas zonas de sombra, lo cual fue muy grato. Recomiendo este lugar.

Sitio encantador, personal de lujo , me encantó el trato sobre todo de Elsa a la que agradezco su complicidad

Una posada de encanto. Estilo rústico, acogerdor y un trato muy familiar. Está en un lugar muy tranquilo y privilegiado del Parque Nacional Hoces del Duratón. Todo por un precio muy asequible.

Hemos ido a pasar un fin de semana y disfrutar del entorno y nos ha encantado. Hotel pequeñito, cercano y con un trato familiar por parte de los trabajadores. El restaurante del hotel muy bien también. Nos ha encantado

Una escapada perfecta entre naturaleza, descanso y magia Nos alojamos en julio y la experiencia fue excelente. El entorno es simplemente mágico: naturaleza total y tranquilidad. El pueblo es pequeñito, ideal para desconectar, y las personas son muy amables. Estuvimos en la habitación 4, estupenda, insonorizada, con balcón, mosquitera para la ventana y bañera, perfecta para descansar después de un día de ruta. La atención fue excelente, todo muy limpio y cuidado al detalle. Aunque cerca está la fábrica de cuarzo, si cierras la ventana no se escucha nada. De verdad, nos hubiéramos quedado una semana entera sin dudarlo. ¡Totalmente recomendable! Además, descubrimos un lugar con alma: el bar del Hotel Rural Pantano de Burgomillodo. Tiene unas vistas impresionantes al río, ideales para desconectar y dejarte llevar por la calma del paisaje. Y lo mejor, la presencia de Chispa, la perrita de la casa, que con su ternura y tranquilidad te alegra el alma. Una escapada llena de naturaleza, tranquilidad y detalles que marcan la diferencia. Volveríamos encantad@s.

Hemos estado este fin de semana en El Rincón de la Hoces y sólo tenemos buenas palabras. Desde la llegada ya se nota que has acertado. El trato del personal es exquisito. Las habitaciones espaciosas, limpias y muy cómodas. La zona es genial, ya que desde la misma puerta puedes hacer rutas como la de las hoces del Duratón que es una pasada. Hemos comido y cenado allí todo el fin de semana y nos ha encantado, desde el chuletón a la cecina, pasando, como no, por el lechazo, que lo hacen de lujo. Además hemos ido con nuestra perra con la cual nos han permitido ir a comer y cenar, cosa que no ocurre en todas partes. A todo esto le puedes sumar una terraza para tomar una cerveza fresquita con el murmullo de la presa. No quiero terminar sin mencionar también el trato de TODO el personal que ha sido muy cercano y cariñoso. A pesar de ser un trabajo duro y poco grato en ocasiones, lo han hecho siempre con una sonrisa. Hacéis un gran trabajo. Volveremos!!! Gracias por todo.