El Monje en Salamanca

Tras haberlo recomendado un amigo fuimos a probar y nos encantó. El lugar es genial, el ambiente magnífico, el servicio de diez y la comida estupenda. ¿Qué más se puede pedir? Ah, sí!! Que no sea caro, y no lo es, una relación calidad precio muy buena.

El espacio es muy bonito y el ambiente también , comimos el menú degustación. En general la comida estaba rica , para mí gusto algún detallito como que el tartar de trucha ,podría llamarse mirepoixe de trucha o que podría reducirse un poco el nivel de grasa general teniendo una textura y sabor iguales pero haciendo una mejor digestión x ej la vichi las meneadas la bechamel de la croqueta. Pero una especial mención a la camarera que nos atendió , Verónica, un 10 en atención al detalle educación y simpatía , un ejemplo de como debería ser un servicio en un restaurante. El resto de los compañeros también muy agradables , pero ella nos atendió la gran mayoría del menú y hay que hacer especial mención por qué realmente el trato fue ejemplar. Sinceramente espero que está reseñas llegue a alguno de los encargados de calidad , y le den un merecidísimo premio , por qué con nosotros ha ganado tanto unos clientes como una gran publicidad para cualquiera persona que pregunte donde comer agusto y en un clima inigualable . Gracias en general y muchas gracias en particular a Verónica . Muy recomendable

Ubicación céntrica, decoración y sitio elegante y sofisticado. Servicio de 10. La comida estaba deliciosa, menú ejecutivo por 28€ incluye 2 platos, bebida y postre. Repetiremos sin duda.

Hemos comido el menú degustación, nos a encantado, de todos los platos el que más nos a gustado es el tartar de trucha. Un lugar precioso y el trato del personal de 10.

Lugar casi perfecto para disfrutar de una cena tranquila y relajada con productos de calidad en un ambiente refinado y único. Cómo única pega señalaría que ofrecen un menú degustación en el cual el postre( no elaborado) no está a la altura de todo lo demás quitándole demasiado mérito al resto del menú que repito es espectacular.

A beleza do Hotel e da sala de restaurante, junto com a simpatia da equipe e a comida deliciosa faz deste o meu restaurante preferido em Salamanca.

La comida genial y el servicio supwr rápido un 10

He pernoctado en el Hotel varias veces. Me llamaba la atención porque, con diferencia, dan el mejor desayuno de todos los de similar categoría. Como Hotel, nada especial que destacar en el resto de servicios respecto a su competencia directa, salvo "El Monje". Por ello me animé en su día a cenar y ahora, aunque resida en otros hoteles, me acerco por allí a comer o cenar. El comedor es muy amplio y acogedor, una estancia con mucho encanto y con mucha separación entre mesas, ... El ambiente permite con suma facilidad tener una conversación fluida en la mesa sin tener que subir la voz, pues el entorno invita a moderar voz y expresión. Ruido cero, que para mí es importante porque aprovecho a tratar negocios. El servicio es atento, discreto, amable y agradable sin ser intrusivo. La carta no es extensa, pero bordan lo que ponen. Todo en su punto. El bacalao, por ejemplo, que no es nunca un protagonista, lo afinan de forma excelente. El steak tartar muy rico y confiable. Todo en su punto. Además tienen una buena carta de vinos, no muy amplia, pero más que suficiente. Postres caseros de muy buena elaboración. La impresión de quienes me acompañan siempre es de haber superado las expectativas... no hace falta ir a los "clásicos" de Salamanca para quedar bien. Además, a veces están "masificados", explotando al máximo el metro cuadrado, y en ellos te sientes incómodo, por espacio, por ruido y por atención. He estado tentado a no escribir la reseña para que aquí no pase lo mismo, pero es que todo ese equipo lo merece. El restaurante no resulta caro (el hotel comparativamente sí), porque bien vale la pena cada céntimo que pagas en ese restaurante.

Un entorno acogedor y señorial con buen producto y buena atención

Vine aquí el 10 de noviembre para el cumpleaños de mi esposa. Este restaurante forma parte del hotel Hospes Palacio Esteban. Buena comida aunque me hubiera gustado unas patatas fritas con mi filete. Buena experiencia, aunque había un grupo grande llegó a las 8 pm y eran extremadamente ruidosos y no les importaba menos los otros comensales. Afortunadamente había espacio así que movimos mesas y nos fuimos al extremo lejano. Muy bonito y original decoración.