El Meson de San Martin en San Martín del Castañar

¡Una experiencia gastronómica inolvidable en nuestro viaje de aventura! Esta joya escondida ofrece una hospitalidad excepcional y comida deliciosa. Cada plato que mi esposa y yo elegimos del menú diario fue simplemente delicioso, fue realmente una gran sorpresa. La chef/propietaria es muy amable y amable y nos dejó recuerdos muy bonitos. Esperamos tener la oportunidad de visitarnos nuevamente 😀

Creo que debería ser una parada obligatoria en el camino para comer. Menú a 22€ (primero, segundo, postre o café, agua y vino de la casa). La comida riquísima, las chicas que atendían las mesas muy amables y muy rápido el servicio. Recomiendo reservar!!!

Atención cercana, comida increíble y precios muy buenos. Nos ha encantado!! Volveremos!!

Amabilísimos. Fuimos con niños, uno celíaco. Todo facilidades. Las raciones, impresionantes (nos llevamos tuppers). Un DIEZ de sitio

Hemos acertado al reservar allí para comer. Restaurante acogedor , servicio muy bueno. Comimos de menú a 22 €, sopa castellana con huevo, patatas meneás con torreznos y guindillas Solomillo de cerdo con bacon y queso y salsa roquefort y un chuletón a la parrilla. De postre tarta al whisky y comtessa.El café es a parte. Por poner un pero, la botella de vino que nos pusieron tenía tapón de rosca y ya estaba abierta.

Hemos acertado al reservar allí para comer. Restaurante acogedor , servicio muy bueno. Comimos de menú a 22 €, sopa castellana con huevo, patatas meneás con torreznos y guindillas Solomillo de cerdo con bacon y queso y salsa roquefort y un chuletón a la parrilla. De postre tarta al whisky y comtessa.El café es a parte. Por poner un pero, la botella de vino que nos pusieron tenía tapón de rosca y ya estaba abierta.

Estupendo restaurante en un pueblo idílico, la comida fabulosa, muy buena cantidad y calidad y precio

Restaurante de 10 todo muy rico,personal muy amable y además está en una zona de la sierra muy bonita. Menú muy bien de precio y excelente calidad.

Maravilloso, comida espectacular. Encontramos este restaurante sobre la marcha en pleno puente y conseguimos un hueco en el primer turno, por cierto completo en ambos turnos. Decidimos ir por las reseñas y desde luego se quedan cortos. La decoración es sencilla sin más pretensión pero la comida…. Todo exquisito. Cantidad y calidad brutal, comida de madre. Raído sencillo y delicioso. Pedimos un menú, garbanzos con setas y sopa castellana (cortaban la respiración) y de segundo dos codillos que están para ponerles un piso en Cádiz a las cocineras! Por ponerles una pega, el vino del menú no acompañaba nada, era bastante endeble (aun dedicándome al vino, hasta no me importo). Calidad/precio, genial, 22€ el menú. Se entiende que no pueden meter un vino de más calidad.

El restaurante no ofrece cenas (cierra) así que estuvimos comiendo a mediodía el sábado. De entrada ya tiene dos turnos, cosa que no me gusta mucho, pero en el pueblo es el único sitio donde comer. Nos lo recomendó vivamente la propietaria del alojamiento así decidimos probar. A la hora de reservar la persona que me atendió (la misma Propietaria) lo hizo de una forma un poco seca. Quizá es su manera de expresarse, pero resulta seca y desabrida. Decidimos el turno de las 13:30, éramos 3 personas y nos sentaron en una mesa que tenía las patas mal atornilladas y se movía mucho, era desconcertante e incómodo. Cuando se lo dijimos a esta misma persona nos aseguró que “no se iba a caer”, pero no hizo nada por fijarla y tampoco nos ofreció cambiar a otra… En fin… empatía, cero. La comida es un menú de 22€ con muchas opciones de primeros y segundos pero no hay carta. El servicio es rápido porque tienen todo adelantado en cocina. El vino del menú es bastante malo y lo sirven muy frío para que no lo parezca, y la carta de vinos es ¿parca? Un pena no poner en valor los vinos de la Sierra que los hay estupendos. Las carnes son buenas (plato especial de ternera en brocheta) pero sin más. El flan tiene harina (¡cuidado celíacos!)… En resumen nos pareció que era todo un ordeno y mando porque además no hay más opciones en el pueblo. Un poco más de empatía y un poco menos de “carácter serrano y cuartelero” no estaría mal para recibir a la clientela, que por cierto paga una cantidad nada desdeñable por comer. En la Alberca (a 15 minutos) hay más opciones y te reciben con mejor actitud (comprobado). Incluso, y salvando las distancias, son preferibles las tapas y raciones del bar de enfrente (croquetas, tortilla, patatas meneás) en la misma plaza: se pagan y al menos sonríen cuando te las sirven.