El Galeon de Somo en Villaescusa

Calidad en el producto y bien cocinado. Bar familiar, nos lo habían recomendado y todo un acierto calidad precio

Comida sin gluten muy rica y la atención muy cercana y familiar. Sitio 200% recomendable, seas celiaco o no.

Excelente trato y servicio, como si estuvieras en casa. La comida muy buena y los productos utilizados de lo mejor. Unas raciones considerables. Un paraíso para, los que como yo, no toleramos el gluten. Recomendado y certificado por la Asociación de Celíacos de Cantabria, y todo un acierto. Espero que les vaya muy bien en esta nueva ubicación, el local es amplio y luminoso. Buenas gente y buena comida sin gluten, qué más se puede pedir.

Bien pero hay que cuidar la extracción de humos. A nadie le agrada estar ahogándose con el humo de unas rabas mientras comes. Por lo demás, buen producto y correctamente preparado.

Ambiente tranquilo y acogedor, servicio y comida Buenos.

Cómo siempre espectacular! Sitio más que recomendado. Acaban de cambiar su ubicación a Maliaño. Croquetas, carnes, pescado, da igual lo que pidas ! Y los arroces !! Y toda su carta gluten free. La camarera muy atenta , el local precioso. Repetiremos una y otra vez . Y el pan sin gluten que tienen que maravilla! X fin un pan que sabe a pan!

Todo riquísimo, buena mano en la cocina y trato espectacular . Nos comentan que se cambian de local a mediados de Septiembre a la zona de Maliaño, allí volveremos 🦾👌🇪🇸

Fuimos a comer porque soy celíaca, la comida espectacular sin contaminación cruzada y todo delicioso. La atención de diez, y el cocinero pendiente si estaba todo bien. Volveremos a visitarlos en su nueva ubicación, muy cerquita.

El Galeón de Escuza (GLUTEN FREE) es un auténtico tesoro escondido en Villanueva de Villaescusa, Cantabria. Desde el momento en que cruzas la puerta, te envuelve un ambiente acogedor e íntimo, con un encanto que solo un espacio pequeño y cuidadosamente diseñado puede ofrecer. Las pocas mesas disponibles aseguran una experiencia personalizada y exclusiva, lejos del bullicio y el locuron, aunque en efecto hay gente pero perfecta para disfrutar de una comida tranquila y especial. La decoración es una maravilla en sí misma: clásica, pero con un toque de sofisticación que la hace destacar. Las maderas nobles que dominan el espacio crean una atmósfera cálida y acogedora, mientras que las luminarias, seleccionadas con un gusto exquisito, aportan una iluminación suave y envolvente que invita a relajarse y disfrutar mientras por la ventana solo puedes ver el color verde de las zonas ajardinadas. En cuanto a la gastronomía, simplemente no tengo palabras suficientes para elogiarla. Cada plato que probamos fue una auténtica obra maestra, preparada con esmero y pasión. Las croquetas caseras fueron una revelación, con una textura semilíquida y sabor que nos dejaron maravillados. El pescado del día para las niñas estaba cocinado a la perfección, mostrando la frescura y calidad de los ingredientes. La ensalada de atún y bonito marinado sobre una vasta cama de verduras suculentas fue un plato lleno de frescura y matices coloridos, un auténtico festín para los sentidos. Nos deleitamos también con zamburiñas y langostinos tigre, que estaban en su punto justo, mostrando la destreza del chef en la cocina. El plato estrella fue, sin duda, el rodaballo para tres, una delicia que nos dejó sin palabras. Estaba tan bien preparado que literalmente quitaba el sentido, con una textura jugosa y un sabor profundo y delicado. Acompañamos nuestra comida con agua y un excelente vino Tamaral de Rueda, que complementó a la perfección cada uno de los platos, elevando aún más la experiencia. Los postres fueron el broche de oro de una comida perfecta. La tarta de queso es altamente recomendable, pero el helado de queso fue el verdadero protagonista en este apartado: una creación única que nos dejó impresionados por su cremosidad y sabor inigualable. No puedo cerrar esta reseña sin agradecer la atención excepcional que recibimos. Nuria, en la sala, nos trató con una cercanía y amabilidad que nos hizo sentir como en casa, mientras que Gus, en la cocina, demostró ser un maestro culinario de primer nivel. La combinación de su trato familiar, cercano y, al mismo tiempo, profundamente profesional, hizo que nuestra visita a El Galeón de Escuza fuera una experiencia verdaderamente inolvidable. En resumen, si buscas un lugar donde la comida, el ambiente y la atención se conjugan para crear una experiencia única, El Galeón de Escuza es el sitio perfecto. ¡Volveremos sin duda alguna! Eso sí, ya iremos a su nueva ubicación en Maliaño-Camargo

Fuimos a cenar la semana pasada con una persona celiaca y un bebé de un año. El dueño fue muy amable, cercano, nos preparó todo muy rápido, y ofreció atención a las necesidades del bebé. ¡Todo estaba buenísimo y toda la carta era apta para celiacos! Paraíso para nuestro paladar.