El Figon de Recoletos en Valladolid

Visita obligada si visitas Valladolid por primera vez. La atención es excelente desde el minuto uno. El restaurante conserva un estilo de hace 40 años, muy bien cuidado y prolijo, de los baños más limpios que vi en los últimos años. Tienen. buena variedad de entrantes, nosotros nos decidimos por la sopa de ajo, un infaltable de la cocina de Castilla y León. La sopa tiene huevo y pimiento y realmente es muy suave, no es para nada invasivo el ajo. De plato principal no podía falta el Lechazo de cordero asado, Suele demorar un poco por lo que recomiendo pedir un entrante. Teníamos el horno de barro. a escasos metros por lo que pudimos ver cuando lo sacaban del horno. Primero lo traen a la mesa para tomar una foto, luego lo retiran y lo traen trozado listo para servir. El 1/4 es para compartir entre 2 personas. Lo acompañamos con patatas fritas, hay también opción de ensalada. Tiene una buena carta de vinos y de postres, pero esto último no probamos ya que estábamos muy saciados, pero nos recomendaron la tarta de queso, que quedará para una próxima vez. Nos atendió William y fue muy amable, servicial y atento todo el tiempo. Antes de pagar te traen de cortesía unos chupitos y unas mini rosquitas con azúcar. Totalmente recomendable, imposible no pasar a visitar si esas en la ciudad

Cocina castellana de primera, rápidos, atentos y un sabor y cariño en todo que se nota.

Sitio dónde está garantizado el buen comer.

Estuvimos un grupo de 7 personas , la pasamos súper bien , el lugar es muy cálido y hermoso ‘ las personas que nos atendieron fueron súper amables y estuvieron al pendiente que todo fuera muy bien ‘ nos pusieron un torrwzno fenomenal la ensalada estaba en muy buena’ el lechazo tenía un sabor espectacular y los precios son muy moderados Es de resaltar la variedad de vinos que tenían disponibles Mi recomendación es tener reserva y así no tener que esperar tanto ‘

Acierto seguro cada vez que vas a disfrutar un buen lechazo... Buen trato y ambiente muy agradable.

Restaurante típico castellano cuya especialidad es el lechazo asado. Está todo exquisito, tanto el lechazo como los entrantes. Nosotros podemos menú castellano 1 con entrantes de morcilla, chorizo y pimientos asados, estos últimos un auténtico 10, delicatessen. Y los postres, recomiendo el flan, buenísimo, igual que el que me hacía mi madre. El único, pero es que el café es de puchero, y a mí particularmente, no me gusta. Si vuelvo a Valladolid, visita obligada.

Fuimos cuatro amigos aprovechando que jugaba nuestro maravilloso Real Madrid y todo salió a pedir de boca. Pedimos dos menús, tanto el de la casa como el castellano y la satisfacción fue plena incluyendo los postres, aunque el acento negativo lo puso el café de puchero, hasta el ultimo detalle cuenta, aun así fue una comida pantagruélica..

Ayer estuvimos comiendo allí, y salimos realmente encantados. Trato personal y cercano, con muchísima educación. El local es amplio y muy bien ambientado. Pedimos setas, mollejas, morcilla, croquetas y lechazo. Todo exquisito y unas raciones realmente estupendas. La tarta de queso y el hojaldre un auténtico vicio. Fuimos con una persona con un problema digestivo y no pusieron ninguna objeción a que llevara su propia comida. Muy recomendable, repetiremos

El lugar es bonito, algo ruidoso. El material muy bueno y los precios dentro de la buena calidad. El servicio bueno. El lechazo estaba muy rico pero sin duda, las chuletitas cordero son un espectáculo para los sentidos. Un lugar para visitar.

Gran lechazo, de los mejores que hje comido en mi vida y soy de Valladolid. En su punto, pequeño y crujiente por fuera, perfecto. Las raciones de entrantes no fueron para tirar cohetes y no de mascado abundantes. El local con encanto antiguo y castellano. Si buscas un bvuen lechazo asado es una gran opción en un sitio súper céntrico y un precio no demasiado desorbitado