Ignorando por completo cualquier tipo de reseña publicada en redes, foros, o cualesquiera otros medios al uso, acudimos siguiendo la recomendación de un conocido, recomendación que, doy fe, se quedaba corta cantando las alabanzas del local.
En una ciudad en la que la guerra por descollar aboca a los oferentes a hacerse notar por los métodos más variopintos, incluyendo rótulos más grandes, más llamativos, más abigarrados y estridentes (la vista es el más noble de los sentidos, Aristóteles dixit), la discreción se convierte en una virtud digna de loa cuya escasez la sitúa como una rara avis. Precisamente lo que es El Desván, una rara avis: un breve destello luminoso impreso sobre una pétrea fachada, de basta composición y bellísimo conjunto; tan discreta luminiscencia, que sus amperios apenas legan a dibujar el nombre sobre el gris de las ciclópeas piedras, como si las modernas luces quisieran respetar el peso de la historia de los bloques que las sostienen. Si no estás atento, pasarás por delante sin reparar en que ya habías encontrado la entrada.
El contrapunto viene al dar el primer paso, antesala de lo que habrá de acompañarte durante el resto de la cena: ¡que Dios tenga en su gloria, llegado el momento, a quien decidió crear un ambiente pensando en aquellos que necesitamos el sonido de una de esas hijas de Rickenbacker para calificar de música las ondas que irrumpen en nuestros tímpanos. Basta mirar la decoración para saber que no habrá de irrumpir en el aire algún tema de Bad Bunny, de modo que no necesitas de entrambos sentidos, vista y oído, mientras tengas el otro... y el tercero de ellos, en realidad, el más importante: el dúo gusto-olfato. Permítaseme tan ladina jugada al mencionar sendos sentidos como si de uno se tratara; al cabo, todo buen amante de la cocina es sabedor de que no puede mencionarse el uno sin el otro, y creo que, a estas alturas de la historia, a casi un siglo de la muerte de Escoffier, sería necesaria una revisión de la capacidad sensorial humana, a la manera en que se cambió la concepción del espacio y el tiempo con la irrupción de la teoría del celebérrimo Einstein. Hablemos, pues, de gusto-olfato, o de olfato-gusto si hemos de dar prevalencia al peso específico de los matices que cada uno de ellos aporta, y pasemos al colapso al que se someten con la propuesta de nuestros amigos (si me regalas los oídos con Metallica, Héroes, Guns… debo hablar de amistad) de El Desván. "Nuestra Cheese Burger" fue mi apuesta, y debo decir que es... apelo al principio de Okham, y resumo en ¡brutal!. Acompañé con unos nachos L, y reitero, regido por el mismo principio de simplicidad: brutal. Se remató con un postre, brownie con helado, y fueron mis amigos (estos sí, los que forman parte de mi íntimo círculo de confianza, aquellos con los que comparto una importante parte de mi vida y experiencias) los me aseguraron que me perdía algo... brutal (ya no albergaba espacio en el estómago para el postre, porque no penséis que la calidad de la propuesta es inversamente proporcional a la cantidad; aquí, la relación matemática es una proporcionalidad directa y, probablemente, cuadrática). En resumen: comer con Rock'n'roll, ¡EN TODOS LOS SENTIDOS!
Daniel Jesús Murcia
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09 Noviembre 2025
10,0
Si te encanta el rock, El Desván es el bar ideal en Barcelona.
El ambiente es auténtico: luces tenues, excelente sonido, paredes repletas de historia del rock y una lista de reproducción que nunca decepciona. Pero lo que realmente hace que este lugar sea inolvidable es su dueño, Germán. No es solo un barman, es el alma del bar. Trata a cada cliente como a un amigo, recuerda lo que bebes, comparte historias y te hace sentir como en casa desde el primer minuto.
Tanto si quieres disfrutar de una cerveza con rock clásico como si quieres terminar la noche cantando himnos, El Desván siempre lo cumple. Una visita obligada para los amantes del rock en Barcelona. ¡Muy recomendable!
Jorge Marin “TA4”
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18 Octubre 2025
10,0
⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️
El Desván Barcelona: rock, buena vibra y hamburguesas de escándalo 🎸🍔
Si te gusta el buen rollo, la música rock y comer bien, El Desván es tu sitio en Barcelona. El ambiente tiene ese punto auténtico y rebelde que se nota desde que entras: buena música, decoración con personalidad y un equipo que te atiende con energía.
Las hamburguesas son brutales — jugosas, con ingredientes de primera y combinaciones originales. También tienen tapas y cervezas artesanas que acompañan de lujo. Todo con una banda sonora de clásicos del rock que hace que la comida sepa aún mejor.
Un lugar con alma, perfecto para desconectar, disfrutar con amigos y salir con ganas de volver. 🔥
Andres Ramirez
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18 Octubre 2025
10,0