El Cenador del Convento en Llanes

Ambiente tranquilo y pet friendly 🍲🐾🍷 El Cenador del Convento fue antiguamente la capilla del convento de la Encarnación, posteriormente cuartel en la Guerra de la Independencia, colegio... y ahora es un sitio donde se cuida cada detalle. La comida tradicional está muy bien elaborada y presentada; todo estaba delicioso, desde las fabes con almejas hasta el clásico arroz con leche, que fue el broche perfecto a la comida. El entorno es tranquilo y agradable, ideal para disfrutar de una buena conversación sin ruidos ni prisas. Se agradece el toque elegante de los manteles y servilletas de tela, incluso en la terraza, donde comimos nosotros con nuestro perro, lo que fue un plus. Un lugar muy cuidado, con buena cocina y un ambiente que invita a quedarse. ¡Totalmente recomendable!

Principalmente muy bonito y caro. Un lugar agradable para comer incluso con niños pequeños. Aunque no hay zona infantil, los niños se divierten y son bastante tolerados.

La comida, el servicio y el ambiente estuvieron por encima de las expectativas (y realmente geniales), aunque estaba un poco tenso con los perros.

Croquetas, arroz con pitu, flan de huevo y tarta de turrón impresionante. Mención especial a Ana por su servicio.😊😊😊😊

Hemos reservado en el comedor, la comida exquisita al igual que el trato de los camareros. El lugar es super bonito y todo por un precio excelente. Vamos a repetir

La comida es de buena calidad y las raciones son adecuadas. Tardan un poco en servir, no es para ir con prisas. El servicio es muy atento.

La verdad es que un sitio increíble sobre todo en la zona de la capilla, la atención buena, la comida de buena calidad y bien hecha, el personal muy atento, un sitio cómodo también donde también puedes dejar el coche en el parking del hotel, la experiencia gastronómica ha sido de un gran nivel, así que creo que es muy recomendable este restaurante, si queréis disfrutar de una buena cocina

Mi experiencia en el Hotel Don Paco fue un verdadero acierto gastronómico. Comencé con una hamburguesa jugosa, bien condimentada y con pan fresco. La carne estaba en su punto, conservando toda su suculencia. Después, probé el cachopo, digno de la mejor tradición asturiana: carne tierna, relleno generoso y un rebozado dorado y crujiente que invitaba a seguir comiendo. Para cerrar, disfruté una tarta de manzana que transmitía el sabor de la repostería casera: masa fina, manzanas caramelizadas en su punto y un toque de canela que redondeaba el postre a la perfección. El servicio fue rápido y amable, con un trato cercano que sumó calidez a la velada. El ambiente del restaurante combina el encanto histórico del hotel con un espacio cómodo y acogedor, ideal para comer sin prisas.

Sin duda alguna en estos años hemos visitado muchos restauranres, pero puedo decir quizás ninguno ha estado a la altura de este, tanto en el enclave, en servicio y cómo no, en la elaboración de sus platos. Excelente producto calidad precio.

No me convenció en absoluto. Fuimos 4 personas (todas mayores). Tomamos unos vinos en la terraza. Yo pedí un Martini doble con zumo de limón natural. Me trajeron un vermut ya servido en vaso, sin hielo y medio limón para que lo exprimiera yo mismo, cosa que hice. Dentro del Restaurante (era un día caluroso) mucho calor. La comida bien. Pedimos una botella de vino joven de la Ribera del Duero y prácticamente no tenían nada de esta Denominación de Origen. Lo que voy a decir a continuación no es solo para este restaurante: A mí me gustan los vinos jóvenes y siempre los pido, pero los restaurantes se empeñan en poner vinos que no saben a vino, (más parece que estés saboreando madera). Los restauradores creen que el que pide vino joven no quiere pagar mucho dinero y se equivocan. Me gusta el vino tanto o más que un buen marisco y no me importa pagar si el vino lo merece. El vino con sabor a madera para quien lo sepa apreciar yo prefiero un vino con sabor a vino. No volveremos más.