El Cazurro en Piélagos

Se come genial!! Pero es sin reserva, es llegar y ponerte a la cola. Pero merece la pena, raciones grandes y muy ricas. El personal está muy atento. Las vistas desde la terraza muy chulas, Y no os quedéis sin probar sus rabas y croquetas de chipirón con su tinta!. El aparcamiento es lo complicado, hay un parking a 2€ al lado, pero suele estar lleno, te diría que a 200 metros más arriba, tienes para dejar el coche en otro parking gratis, o en la acera de esa misma calle

Un espectáculo, Siempre que venimos , el trato de 10 y el producto fresco y buena calidad. Gracias por mantener viva la esencia del chiringuitooo

Comida casera espectacular,sin adornos,buena cerveza,vistas espectaculares y personal muy eficiente. Dimos con ello de casualidad y lo recomendamos 100%

Bar restaurante en un entorno espectacular de la costa cántabra. Si tienes suerte de optar a las ventanas que dan a la costa, no lo dudes. El servicio amable y cercano. Comida excelente...todo casero y con raciones abundantes Gran variedad de platos, raciones y guisos diarios. Nuestra primera vez allí y desde luego habrá muchas más..

se come muy bien , el pulpo y los mejillones en salsa de 10

Esos lugares a los que siempre quieres volver, mariscos exquisitos 😋 Siempre FRESCOS y encima zanahoria 🥕 pastel de ñame, pulpo 🐙 en barbacoa 😋 y demás

Las tres Bs y los camareros de fuera de 10!

Sólo para la cafetería, pero el paisaje siempre merece una visita.

Reservaron una mesa junto a la ventana, no la habiamos pedido y fue un grata sorpresa porque el lugar y el dia lo merecen , con unas vistas extraordinarias. teníamos que dejar la mesa a las 15 horas, pero como nos gusta comer pronto habíamos reservado a las 13.15h y aquello ya era un hormiguero de personas tomando el aperitivo y comiendo. El servicio fue muy amablr y la comida almejas y un rodaballo fueron espectaculares, cafe muy rico y los postres que nos recomendaron: tarta de queso y sacher, adabaron de completar una comida genial y espectacular

Reservamos con tiempo, pero no tuvimos la suerte de poder sentarnos en una de las mesas que tienen pegadas al ventanal frente al mar. A pesar de ser un sábado de enero, estaba hasta arriba. El sitio es un espectáculo, sólo por eso merece la pena. Pedimos unas zamburiñas (muy ricas), una ensalada (abundante, muy rica, con lechuga de verdad y no mezclum de bolsa) y unas rabas (muy buenas) como entrantes. Pero lo bueno de verdad vino después: un machote (dentón) y un gallo de San Pedro que no sabría decir cuál de los dos estaba más rico. Qué maravilla. Sin florituras: a la brasa, con sus ajitos, el punto del pescado perfecto. Parecía que habían saltado directamente de la playa a la parrilla. Comer pescado así de fresco y tan bien hecho es un auténtico placer. Los postres (tarta de queso y arroz con leche), muy normalitos. Ya nadie hace el arroz con leche de forma tradicional... Tienen dos turnos (de 14.00 a 15.30 el primero y el segundo a partir de las 15.30). Son estrictos y te piden amablemente que te levantes para que puedan acomodar al segundo turno. Sinceramente me parece una práctica acertada. El servicio es rápido, atento y muy amable. Es de estos sitios en los que creo que merece la pena pedir lo que tienen fuera de carta, porque me da la impresión que es lo que han conseguido fresco y probablemente recién pescado esa misma mañana en la zona, por no decir en la misma playa. Por poner un pero: no nos dijeron el precio de los pescados fuera de carta cuando nos los ofrecieron. El total de la cuenta (sin vino, sólo cervezas y agua) no llegó a 45€ por persona, así que muy, muy correcto. Volveremos (a ver si a la próxima conseguimos que nos sienten en los ventanales)