El Casal en Tiana

Hemos ido a desayunar . Servicio lento . Hemos pedido bocadillos de Bull . Calidad buena pero había más pan que embutido . Rodajas del embutido cortada tan delgada que casi no se encontraba . Una lástima . Edito reseña a 4 de julio . Después de la respuesta del propietario hemos vuelto para dar una segunda oportunidad y realmente el servicio ha mejorado un 100% y el tema de la cantidad de embutido también . El bull está espectacular y sabe mejor cuando te ponen la cantidad correcta . Hoy sí que hemos desayunado a gusto . Volveremos para desayunar y quizás algún día a probar el menú .

Los sándwiches estaban buenos y sabrosos, así que el servicio también fue bueno. Túria ofreció y aceptó sin dudarlo. Lo único que podrían mejorar es el queso que usan en el sándwich. El mío era de pollo y el queso no estaba bueno... La cocina era lenta, pero no teníamos prisa.

Una buena experiencia y un buen servicio

Estuvimos cenando y disfrutamos de una buena comida, servicio y ambientes. Sin duda repetiremos ☺️

Me comí en el Casal y todo hubo muchísima gente me comí muy bien y con buen precio y buenas raciones. El ambiente excelente

Muy buena experiencia en el Casal de Tiana con la nueva gestión (desde marzo de 2025). Entre semana ofrecen un menú por 16,5 € que está muy bien en calidad y cantidad. Platos caseros, elaborados con mimo, sencillos pero sabrosos y bien presentados. El trato es muy agradable y el ambiente tranquilo, tanto en el interior como en la terraza-patio, que es un rincón especialmente agradable para comer relajadamente. Una propuesta honesta y bien cuidada, ideal para una comida tranquila en Tiana.

¡Desde que han cambiado todo muy bueno! ¡Muy buena cocina! Hay para todos, de la hamburguesa al buen chup chup.

Todo muy buenoooooo.y muy bien servicio.

Un ambiente increíble,fuimos a ver el partido, el trato por parte de la camarera y Raúl fue de diez la cena no tardo ,dado toda la gente que avía. Estaba bueno sin dudarlo seguro que volveremos .

Este restaurante es una auténtica sorpresa. Aunque quienes lo llevan no tienen experiencia previa en restauración, lo compensan con creces con su actitud, su cercanía y sus ganas de hacer las cosas bien. Es imposible no sentirte como en casa: el ambiente es cálido, familiar, y cada detalle está lleno de buena intención. La comida es otro nivel. Sorprende para bien. Se nota que priorizan la calidad: verduras frescas de kilómetro 0, pan artesanal… todo tiene ese sabor auténtico y casero que ya casi no se encuentra. Aquí no vas por el protocolo, vas por el cariño que se respira, por el compromiso con el producto local y por apoyar un proyecto que merece crecer. Volveré, sin duda.