El Cafė de Pandora en Avilés

Sitio con clase, servicio muy atento. Todo muy rico y abundante. 100% recomendable. Ambiente muy acogedor y agradable.

No defraudó a las enormes expectativas que tenía, con unas ricas entradas y sobre todo, con un rubiel antológico. El único "pero" es que le faltaba 2ºo 3º de calor en el local, pero bueno, para repetir pronto.

Creo que a la vista del precio, sin ser yo crítico culinario se merece una reseña extensa y veraz. En resumen sencillo es un restaurante caro, pero para ser un Michelin es muy asequible. Calidad-cantidad precio muy bien. Para aparcar en los alrededores, zona azul y algún parking, asique ir con tiempo. Nosotros fuimos a comer entre semana. Empezamos. Situado en el corazón de Avilés, un local pequeño y acogedor, decorado de una manera sencilla, música agradable (jazz, Frank Sinatra...) que no impide una conversación. Pese a ser "pequeño" mesas espaciosas y creo sin muchas dudas que entraría una silla de ruedas, no vi baños adaptados, no los busqué, asique no sé si tiene. No estaba muy lleno. Carta no muy amplia pero muy suculenta, sin menú (que yo viera) y con platos fuera de carta según temporada. Pedimos 5 platos, un postre, 4 copas de vino y una botella de agua. Como cortesía nos trajeron aceitunas encurtidas y una crema en un vasito muy rica. Además sacaron varias variedades de pan y aceite jienes. Pedimos la tosta de anchoa, muy rica, tosta crocante, la anchoa potente de sabor. Después pedimos ensaladilla con ventresca de bonito y piparras, muy cremosa, las texturas muy bien, y un sabor suave que predomina el bonito. Limpie el plato con pan Después el ragu de boletus con trufa y roast beef. Espectacular, las texturas y la explosión de sabor a trufa y boletus. A quien le guste, que lo pida. La salsa, gasté media bandeja de pan en dejar el plato para que no necesitara ni lavavajillas. Finalmente para terminar trajer steak tartar y de acompañante pedimos boniato asado. Bueno el steak, muy rico y muuuuy abundante, lo esperable, pero la sorpresa me la llevé con el boniato, asado/ahumado con cada bocado congeniaba estupendamente con la carne. Pedimos 2 ribeiros y 2 godellos (tilenus del bierzo, viejo conocido que no falla). Y para cerrar la comida postre, la verdad me quedé con ganas de más postres pero no podía más. Pedimos el tiramisú de pistacho. Me encantó el sabor que deja al final en el paladar a café, sin quitar el sabor a pistacho y la textura del barquillo...la crema de pistacho bien podría ser igual en textura a la Nutella, me encantó. Pero me quedé con ganas de la torrija. Los baños, pequeños muy limpios. Tenían una terraza cerrada que supongo sería por el frío. Lo dicho, calidad-cantidad precio muy buena. 148€ 2 personas. Nos quedamos con ganas de los huevos rotos con atún rojo, el bacalao, y quizá algún arroz aparte del postre. También de algún pescado fuera de carta, pero todo no se puede. Repetiremos sin ninguna duda!

Ante todo cabe destacar la buena atención en sala por parte del personal. El entrante, cortesía de la casa, está bien ejecutado. Servicio de pan y aceite correcto. La carta de platos sorprende por la escasez de propuestas. De lo degustado destacan los emplatados de pescado, con un punto óptimo de cocción. La ensaladilla de bogavante, desde mi punto de vista, carece del sabor que se esperaba en un plato estrella de la carta. Buena carta de vinos con muchas referencias de calidad. Un error importante a corregir es el frío pasado en la sala, un restaurante con pretensiones no puede caldear una estancia grande únicamente con una estufa de gas. Una buena experiencia gastronómica se diluye con el frío que acompaña a la comida.

El mejor sitio para comer. Impresionante

El trato y en general toda la comida muy buena. El canelón de centolla y los huevos rotos excelentes.

Todo perfecto. La comida es para estrella.

Deleite para el paladar. Nuestra visita a este restaurante fue todo un deleite para el paladar, desde los entrantes hasta el postre. Comenzamos con unas croquetas de jamón ibérico de bellota que se distinguían por su cremosidad y por el toque único que aportaban los pequeños tacos de jamón de bellota, un sabor incomparable al del jamón serrano. También pedimos una tosta de anchoa con frutos secos, una combinación sorprendente donde la textura crujiente de la tosta y el contraste de sabores resultaron exquisitos. Como platos principales, comenzamos compartiendo media ración de ensaladilla de bogavante. La presentación era impecable, con trozos generosos de bogavante que realzaban el sabor de este clásico. A continuación, disfrutamos de un solomillo laminado, cocinado al punto perfecto. La carne era jugosa, con un sabor intenso y una textura que se deshacía en la boca. Acompañamos este plato con dos tipos de guarnición: las clásicas patatas fritas y unas en forma de bola, crujientes y deliciosas, que fueron el complemento ideal. Para terminar, elegimos un brownie acompañado de helado de café. La combinación de sabores y texturas era sublime, la calidez del brownie junto al toque refrescante y ligeramente amargo del helado crearon un equilibrio perfecto. La atención por parte del personal fue impecable, siempre atentos y amables, lo que contribuyó a que la experiencia fuese aún más agradable. El ambiente del restaurante también merece mención especial, acogedor y perfecto para disfrutar de una buena comida. En definitiva, un restaurante 100% recomendable, ideal para quienes buscan disfrutar de una experiencia gastronómica de calidad.

Excelente experiencia. Aunque el reducido número de mesas dificulte el poder disfrutarlo, siempre es una satisfacción. En esta ocasión hemos tomado una ensaladilla ibérica con guanciale y fuet deliciosa y un arroz con carabineros extraordinario, rematando con unas fresas romanov estupendas. Muy agradecido de la atención recibida por el l.camarero y como no, por Alberto.

El restaurante Pandora tiene una cocina de alto nivel, los platos son magníficos y con muy buena bodega, pero no es un restaurante para cualquier bolsillo.