El Café Centro Botin en Santander

Modernista con una vista extraordinaria, pero la atención de su personal es lo mejor

Pondría precios más asequibles. Por lo demás, me gusta esta cafetería porque tanto lo dulce como lo salado está todo MUY MUY BUENO; los/as camareros/as son amables (Probablemente indique que se sienten a gusto, y para mí es muy importante ver a la gente contenta en sus trabajos; así que estupendo por el chico encargado.); las vistas son muy chulas y el ambiente tanto por los clientes como por los empleados, agradable. Así que, por lo expuesto, recomiendo este establecimiento.

La mejor tortilla de patata que he probado. Excelente servicio y ambiente.

Una experiencia maravillosa. La comida es la del Restaurante el Riojano, es riquísima sobre todo la ensaladilla rusa. Las vistas son impresionantes. El personal es muy amable y educado. Atienden rápido y bien. He ido a comer muchas veces y siempre he salido muy contento.

Vistas increíbles de la bahía más hermosa

¡Excelente servicio, muy buen café!

Excelente cocina buenas vistas todo muy bueno pero sobre todo la tarta de queso impresionante es una pena que con un menú tan bueno sirvan tarta prefabricada

Solo hemos tomado algo allí a media tarde, no puedo opinar de la comida. Cafetería muy correcta, cara, pero con unas bonitas vistas.

El menú del día muy recomendable. Precio calidad muy bien, buena atención

El pasado martes presencié un fallo menor en una mesa que el personal trató de resolver con educación y rapidez. La respuesta de ciertos clientes fue tan desmesurada que terminó en lo que en cualquier código penal se llama agresión (un empujón a la camarera) y vejaciones (el clásico ‘yo soy maestra y tú camarera’, que dice mucho más de quien lo pronuncia que de a quién va dirigido). Lo paradójico es que después de comportarse así, vienen aquí a posar de víctimas con reseñas de 1 estrella. Qué curioso que algunos siempre viajen con la queja preparada… mientras otros, como la camarera, demuestran una profesionalidad que debería darles vergüenza envidiar. Mi apoyo total al restaurante y a su equipo: la verdadera víctima fue la trabajadora, no quienes montaron el espectáculo.