Ekaitz en Bilbao

No suelo poner reseñas pero he salido demasiado enamorado de este antro y de sus feligreses habituales. Desde el primer momento me sentí como en casa dentro de esa oscura cueva. Giuseppe (Italiano de nacimiento) es el tío más generoso que existe, perdi la cuenta de los chupitos que sacó. Irene es una gran DJ y se encargó de amenizar la noche poniendo los mejores éxitos de hoy y de siempre. La zona de la diana me encantó para poner mi saco de dormir (no descarto mudarme) y el comedor interno me pareció muy familiar. Volveré pronto.

Un bar extraño, con una atracción cual agujero negro. Te ignoran, te increpan, pero aún así sigues yendo.