Duas Cepas en Meaño

Conocimos a Trini y a Silvia y nos recomendaron el sitio, la comida espectacular, Carlota la camarera de 10 , simpática,cercana, aún teniendo el restaurante a tope tuvo 5 minutos para explicarnos lo que no entendíamos de la carta pq venimos de Málaga y había cosas que no conocíamos y pedimos la oreja ,con un sabor y textura peculiar,las croquetas de cecina y gambas y un chuletón que te lo ponen en un plato que se sigue cocinando en la mesa,de 💯 el dueño Juan Carlos,un tío de 10 , cercano, detallista, nos hizo sentir como en casa, pero literalmente pq nos abrió su parking privado para que metieramos el coche con mis niños , volveremos seguro, gracias a la mesa de al lado por hacerlo tan fácil ❤️

Hemos estado aquí varias veces. Lindo lugar con configuración escénica. El albarino y los calamares estaban buenos pero no particularmente notables. Caíno era bueno. Las croquetas estaban increíbles. Los platos de carne son lo suficientemente grandes como para que los compartan 2. El secreto fue muy bueno y la richada y las costilletas estaban bien. La tortilla normal nos quedó muy seca y le faltaba sal, la tortilla jugosa nos gustó más. Los postres eran REALMENTE buenos. El mejor flan de café que he probado en mi vida, con el flan bañado en puro espresso. El servicio a veces ha sido excelente y a veces lento. En el interior puede hacer mucho calor debido al efecto invernadero de las paredes de cristal. Afuera es encantador cuando hace buen tiempo. Los precios son moderados, altos para un furancho pero normales para un restaurante.

Fui x recomendación y volveré, las croquetas estaban muy pero muy buenas y la richada en su punto.👌

Amplia terraza y variedad de platos para ser un furancho

😁Volandeiras, Chipis Encebollados y Chuletón Ternera 800gr🍴y no podía faltar una Jarra de Caiño🍷Rico Rico 😋

Una pena que el aparcamiento esté un poco alejado. En verano no importa pero cuando tienes que hacer frente a las inclemencias del tiempo se nota mucho.

Bonito lugar para tomar unas excelentes tapas o platos, sobre todo en el exterior cuando el clima lo permite.

El sitio fue un descubrimiento super positivo. Está un poco escondido, y eso también le da su encanto. Es un restaurante/furancho entre viñedos. La atención es espectacular y la comida casera 100%. La tortilla tipo Betanzos es un espectáculo. Pedimos también un flan de queso, y es de los mejores que hemos probado. Si volvemos a la zona repetiremos seguro.

Sitio encantador con detalles agradables en el jardín para ser un Furancho. Servicio normal en un establecimiento de esta categoría. Cocina tradicional y raciones generosas de producto local. Recomendamos reservar sobre todo en fin de semana.

Realmente, no sé si se puede calificar al Dúas Cepas como un “Furancho”: no sé si todo el vino que venden es propio; y además, su carta no tiene las limitaciones que son inherentes a los furanchos. En todo caso, lo sea o no, es una muy buena selección. El entorno es precioso, muy bien decorado y cuidado, amplio y con fácil aparcamiento. Los camareros muy atentos y rápidos, sobresaliendo en educación y alegría al servir un joven de acento sudamericano, con un trato profesional muy por encima de la media habitual en la mayoría de los bares y restaurantes. Comimos: - Croquetas de cecina y gambas: muy ricas, muy crujientes. - Tortilla jugosa tipo Betanzos: también muy rica, con mucho huevo tal como debe ser la tortilla de Betanzos. De ponerle un “pero”, decir que quizá la patata tendría que ser más fina y cortada en tamaño más pequeño. - Tortilla de la casa (chorizo, pimiento y cebolla): pese a que soy más amigo de las tortillas estilo Betanzos, tengo que reconocer que esta, más hecha, estaba sabrosísima. - Ensalada de tomate: una delicia, se notaba que era tomates de la huerta del Dúas Cepas, tomates de proximidad de los de verdad. Jugosos, sabrosos, en su punto de textura. - Richada Dúas Cepas: sin ser la receta tradicional de la richada típica de, por ejemplo, Forcarei, que lleva algo salsa, espesa y muy condimentada, y va acompañada de patatas cocidas, la de este furancho estaba muy rica. - Los postres: ricos, no de “tirar cohetes”, y correctos. - Vinos: el albariño de la casa muy rico, el caiño no tanto. A mejorar mucho: el pan. El que nos sirvieron era gomoso, sin sabor, intrascendente. Una pena, porque con un buen pan habría sido magnífico mojar y mojar en el huevo de la tortilla estilo Betanzos. Pagar menos de 100 euros por cinco personas me parece que la relación calidad/precio es magnífica.