Desacato en Sevilla

Muy buen lugar, platos y tapas sabrosas y, como extra, un servicio cálido y muy comprensivo a pesar de una pequeña confusión por nuestra parte.

Fuimos a Desacato a la hora del almuerzo y la experiencia fue muy grata. La comida superó nuestras expectativas: platos bien elaborados, sabrosos y con una presentación cuidada. El precio nos pareció acorde a la calidad ofrecida. El local tiene una decoración muy bonita, con detalles que crean un entorno agradable, aunque al mediodía notamos que había poco ambiente. Aun así, la atención fue magnífica: personal amable y muy profesional. Nos quedamos con ganas de volver por la noche, cuando seguramente el ambiente esté más animado. Sin duda repetiremos.

¡Qué descubrimiento tan encantador en la zona de la Alameda! Hacía tiempo que no paseaba por esas calles y este lugar nos llamó la atención. Nos encantó entrar. Nos encanta el estilo chic, un poco industrial pero sin recargarse, la música ambiental, el personal experto, los vinos exquisitos y, sobre todo, la comida deliciosa, fuera de la típica oferta andaluza... ¡Hasta el pan con mantequilla nos encantó! ¡Un sitio estupendo! Sin duda, volveremos.

Visitamos el restaurante con la esperanza de disfrutar de una experiencia gastronómica interesante. El vino era realmente excelente, una grata sorpresa. El equipo se esfuerza mucho, y se nota el esfuerzo, pero lamentablemente, las cosas no salieron del todo bien. El servicio fue lento y poco atento. La comida se presenta con gran ambición culinaria, pero lamentablemente, el sabor y la ejecución no estuvieron a la altura de las expectativas. Si eres un gourmet, probablemente te decepcionarás. Como nota positiva, la ensalada de col estaba realmente deliciosa. En general, la experiencia fue decepcionante y no volvería.

Cenamos genial y los chicos que nos atendieron superagradables. Nos regalaron unas pegatinas chulisimas del logo! Enhorabuena a ese equipo!

La verdad que veníamos a probar varias cosas de salto en salto como en Sevilla me gusta y que acierto pararse aquí. La croqueta buenísima el empanado perfecto y sabor de croqueta de abuela y el panipuri QUE JODIDA MARAVILLA ❤️❤️❤️❤️ el tomate muy bueno como los de siempre cálidad suprema y el cordero a baja temperatura igual un bocado de sabor impresionante.

¡Un verdadero consejo de experto! Concepto innovador, muy sabroso y buenas recomendaciones de vinos, ¿qué más se puede pedir?

Estuvimos almorzando de casualidad aquí ya que nos lo recomendaron de ultima hora. Al preguntar si teníamos mesa nos pusieron en una junto a la ventana en una esquina muy tranquila. Todo lo que pedimos estaba muy bueno y el personal muy amable y conocedor de lo que recomendaba. Muy recomendable

Nos recomendaron este restaurante y decidimos pasar para ver si tenían sitio. Al preguntar nos prepararon una mesa junto a la ventana muy agradable. El personal muy amable y conocedor del producto que ofrecen. Todo lo que pedimos estaba muy bueno. Muy recomendable

Cenamos el Domingo de Ramos allí. Ya estuvimos en una ocasión y quisimos repetir. Indiscutible la calidad de todo lo que comimos, a pesar que mejillones, gran plato, se les había acabado a medio día. Todo muy bueno y bien atendidos. Sólo observamos un detalle que nos chocó y no nos gustó. Partiendo de la base que los WC son para los clientes, vivimos una situación insólita. Una madre con una hija de menos de 10 años, con toda la educación del mundo le pidió al camarero que su hija necesitaba ir al baño que si podía entrar. El camarero, que probablemente no fuese padre, le dijo con toda rotundidad que NO. Los 3 que estábamos en la mesa nos miramos y dijimos ¿Dónde está la humanidad? La madre con su hija se dio la vuelta y se fue. He de decir que estaba pasando una Hermandad y el restaurante no estaba lleno. Fue un detalle que nos extrañó mucho y que cuando hablamos de niños sobre todo, y los que somos padres no entendimos bajo ningún concepto. La hostelería es dura, pero el sentido común hay veces que hay que aplicarlo por encima de la norma y que detalles cómo este marcaron a unos clientes que estaban sentados para no volver más.