Denassus en Barcelona

siempre vuelvo por la tortilla trufada :)

Denassus es, sin duda, uno de esos restaurantes que marcan un antes y un después. **El servicio es impecable**: atento, profesional y con un trato cálido que hace que te sientas como en casa. La **comida es extraordinaria**, con platos que sorprenden por su creatividad, técnica y sabores intensos. Cada bocado es una delicia, desde los entrantes hasta los postres, elaborados con ingredientes de la máxima calidad y presentación cuidada al detalle. Pero si hay algo que eleva aún más la experiencia, es su **sublime carta de vinos**. Con una selección exquisita y la opción de disfrutar de **copas de auténticos vinazos**, es un paraíso para los amantes del buen vino. El maridaje sugerido por el sumiller fue perfecto. En resumen, **Denassus ofrece una experiencia gastronómica de alto nivel** que justifica cada estrella. ¡Volveré sin duda!

Fuimos a cenar. Un local acogedor y un ambiente agradable, buena atención del personal. La comida y bebida de calidad, pero unas raciones pequeñas. Comimos poco. El precio excesivo. La relación calidad-precio no es buena.

Buena comida pero cantidad mediocre para lo que cuesta.

A veces, salir a comer es una aventura llena de sobresaltos, pero este restaurante en Barcelona fue más bien un viaje placentero por la gastronomía bien hecha. Desde el primer momento, el servicio fue rápido, atento y con un conocimiento impecable sobre alérgenos, algo que se agradece. La comida, sencillamente espectacular. Un tartar de salmón que se derretía en la boca, un ceviche de corvina con ese equilibrio perfecto entre ácido y fresco, y unos buñuelos de bacalao con bechamel que eran pura poesía frita. Todo acompañado por una Alhambra suave, la compañera ideal para semejante festín. Las alcachofas, una obra maestra. Tan buenas que cada bocado pedía más pan para absorber hasta la última gota de sus salsas. De hecho, tuvimos que pedir varias raciones de pan porque era imposible dejar algo en el plato. Y el pulpo, un manjar digno de Asturias, con un sabor que recordaba a la brasa, aunque su preparación fuera otro misterio culinario. El único ‘pero’ en esta sinfonía de sabores fueron las cantidades. No es que saliéramos con hambre, pero para el precio, las porciones podían haber sido un poco más generosas. Aun así, la calidad lo compensaba con creces. Mención especial al personal, que cuando la lluvia decidió unirse a nuestra velada en la terraza, reaccionó con rapidez: movieron la mesa, encendieron estufas de gas y nos aseguraron una comida cómoda y cálida. En resumen, un sitio donde la calidad es indiscutible, el servicio impecable y el único dilema es decidir cuántas raciones de pan pedir para no dejar nada en el plato. Sin duda, una experiencia para repetir.

Un lugar muy agradable con una gran sección de vinos, que se siente auténtico y divertido.

La panceta de cerdo está espectacular, muy crujiente por fuera y pegajosa como un codo por dentro. También es interesante el puré de patatas que viene con el vino tinto recomendado por el dependiente. El dependiente es muy responsable y ayudará a presentar varios platos.

Íbamos recomendados, con altas expectativas, y las han superado con creces. Calidad precio muy equilibrado, vinos muy interesantes, y cocina con fundamento.

Lugar ideal para un picoteo. Un persoal con moito interese en que nos encontramos ben. Comida moi rica. No viño deixàmonos asesorar e tamén estivo moi rico. Moi recomendable.

Muy buenos platos y tapas. Gran servicio. Los callos, el pulpo y las croquetas de pato son excepcionales. Muy recomendable si estás por Plaza España