Denassus en Barcelona

Cada plato un descubrimiento, cada propuesta una interpretación. Pulpo, jamón, solomillo, cocido...bocadito, chocolate, torrija, milhojas. Botellas, ximenes montilla y moriles toro albalá 2020, luego ratafia y ruco. Pan con levadura natural, aceite especial. Tout Court: déjate llevar

Muy buenos los platillos de entrada y también los de tenedor y servilleta. También el postre que aunque a primera vista parece como “lo de siempre” después sorprende. El servicio rápido y eficaz y mucha amabilidad de todo el equipo. Para recomendar y volver seguro!!! 👍🏻👍🏻👍🏻

De mis favoritos de Barcelona sin duda. Me encantan todos los platos, desde las croquetas de pato Pekin y los buñuelos de bacalao hasta los huevos rotos con puntilla y con cecina, el bocadillo de presa o cualquiera de sus pescados o producto de temporada. Pocos sitios como este quedan, en los que la carta se base en tapeo para compartir pero con una personalidad bestial!!

Una delicia todos los platos, el espacio es pequeño acogedor...pero muchos ruidos

Acogedor y producto de primera calidad con servicio muy cuidado

Nos hemos sentido estafados...Los precios son muy caros y las cantidades muy pequeñas en comparacion..Muy pequeñas..muy pequeñas..nos hemos quedado con hambre después de pagar 185€. Un dado de brownie, (que no es brownie) 8€! Pulpo , 6 dados, ni una pata 20€. Nos vamos a comer a los alrededores. Alejo. Una pena tío. Aquí eh comido muy bien muchas veces. Pero esto ya no es lo que era..

Un producto de muchísima calidad en un ambiente desenfadado que te hace sentir como en casa. Un must para todo el que tiene buen paladar. Nos encantó todo, un must el trixat, el erizo de mar, los buñuelos de bacalao, tartar de atún y de postre el mil hojas de pistacho. Volveremos pronto a probar el resto

Un lugar acogedor y recomendable. Tuve la oportunidad de visitar Denassus en Barcelona este fin de semana y, como en mi visita anterior, la experiencia fue excelente. Es un restaurante pequeño y con mucho encanto, decorado con un estilo acogedor y rodeado de botellas, lo que le da un ambiente único. En cuanto al espacio, aunque las mesas son algo estrechas y altas (un detalle que puede no ser del agrado de todos para comidas largas), la calidez del lugar y la calidad de la comida compensan con creces. Esta vez, comenzamos con las croquetas de pato Pekín, que son tan buenas que las repetimos. Aunque recomiendan combinarlas con pepino en el segundo bocado, personalmente no lo encontré necesario, ya que el frescor del pepino le resta un poco al sabor tan delicioso de la croqueta. También probamos unas alcachofas muy bien preparadas y un plato típico de la región que nos encantó: una combinación de coliflor, patata y botifarra que nos sorprendió gratamente. Otro plato destacado fue el solomillo con foie y patatas fritas, una combinación que nunca falla cuando el producto es de calidad, como en este caso. Para finalizar, disfrutamos de una deliciosa torrija con helado de leche merengada, perfecta para cerrar la comida con un toque dulce. El servicio fue impecable, y el camarero que nos atendió se aseguró de recomendarnos los vinos adecuados para acompañar la comida, siempre con amabilidad y profesionalismo. En resumen, es un restaurante que destaca por su cocina, su ambiente encantador y un servicio atento. Sin duda, es un lugar para repetir y recomendar.

Muy buenos platos y tapas. Gran servicio. Los callos, el pulpo y las croquetas de pato son excepcionales. Muy recomendable si estás por Plaza España

Gastrobar con tapas en las que se aprecia su nivel gastronómico y muy recomendable para un tapeo informal. No deja de ser un bar-restaurante en el que se respira un ambiente desenfadado con muy buen rollo por parte de todo el servicio y que hace justicia a su nombre porque ciertamente se come de narices. Los precios de sus tapas o platillos para compartir son razonables teniendo en cuenta la calidad del producto que ofrecen.