Restaurante Asador Conde Lucanor en Peñafiel

Estancia divina,todo perfecto,spa pequeño pero confortable y limpio en total todo correcto

Un gran hotel, con un personal muy atento y amable, unas instalaciones estupendas en un edificio histórico. La habitación estupenda con una cama comodísima. El desayuno muy completo y bien servido. Sin duda volveremos

El hotel tiene una ubicación magnífica y está en un edificio muy bonito. Nuestra habitación está bien pero está ubicada en lo que en recepción llamaron las clarisas, y los pasillos están helados. Lo que es normal ya que esos pasillos no parecen tener nada para calentarlos. Es algo desagradable salir al pasillo y que haga frío, lo que no ocurre en la otra zona del hotel. Cuando llegamos solo nos dieron una tarjeta para abrir la habitación, como en casi todos los hoteles si la sacas de la ranura la luz se apaga, pero en este caso el radiador eléctrico del baño se apaga al hacer eso. Motivo por el que al llegar el baño estaba helador y así se mantuvo nuestra primera noche, hasta que nos hicimos con otra tarjeta. A ver, igual que el A/C no se desconecta al quitar la tarjeta ese radiador tampoco debería desconectarse. Y no es algo de lo que tenga que estar pendiente yo sino el hotel, que es de 4 estrellas!!! Tampoco había bolsas en las papeleras de la habitación y ningún tipo de amenities en el baño. Insisto que es de 4 estrellas!!! El desayuno correcto.

Maravilloso hotel, y precioso pueblo Peñafiel, recomendable la visita al pueblo, al castillo y bodegas de Protos

Habitaciones muy grandes y edificio espectacular y muy bien reformado, claustro principal y decoración. El spa del que hace referencia su nombre muy discreto y si es el caso nuestro, en otro edificio en el cual había que cruzar por la calle sin acceso directo. Sin Smart TV y con canales TDT sin sintonizar. Cuarto de baño sin calefacción en invierno muy frío.

Recomiendo el hotel por lo acogedor, buena gastronomía y la buenísima atención de su personal. Además de qué el pueblo de Peñafiel es preciso. Volveremos sin duda.

Ha sido una vivencia , auténticamente formidable, gracias Alexandra, por ser como eres, y haber sido participe de esta maravillosa experiencia en Peñafiel

Hermoso edificio, bien renovado y conservado. Habitación bien cuidada, quizá que como en todos los hoteles, la absurda obsesión de ahorrar en luz (hoy con leds es algo ridiculo) les lleva a una ambientación tan tenue que se hace difícil o imposible leer un libro. Buen restaurante, corrijo muy buen restaurante, con un menú muy recomendable. Lástima que Peñafiel como pueblo esté perdiendo su población, y pasear por sus calles significa hacerlo entre casas cerradas, derruidas, o en venta. Ningún ambiente en pleno fin de semana.

Comodidad, encanto y tranquilidad en Peñafiel. Nos alojamos tres noches en el AZZ Peñafiel Las Claras y disfrutamos mucho de nuestra estancia. El hotel está impecablemente limpio y muy bien mantenido. La decoración y el mobiliario son de buen gusto y están en buen estado, conservando el encanto del antiguo monasterio. Las instalaciones son cómodas, agradables y de fácil acceso. Es un lugar tranquilo y apacible para descansar. Nuestra habitación era espaciosa y luminosa, con camas cómodas y espacio suficiente para el equipaje. Incluía caja fuerte, minibar, secador de pelo y una buena selección de artículos de aseo (gel, champú, acondicionador y leche corporal). El desayuno buffet era completo y variado, con fruta fresca, queso, embutidos, yogur, pan, bollería, cereales y algunas opciones calientes como huevos y beicon, además de una cafetera de autoservicio. El spa es pequeño pero está bien equipado, con saunas secas y húmedas, duchas de contraste y un pequeño circuito. El personal del hotel fue amable y atento. Un par de cosas a tener en cuenta: los televisores de las habitaciones no son inteligentes y hay pocas almohadas o cojines adicionales. En el baño, hay una ducha a ras de suelo, pero el bidé está justo en la entrada, lo que deja muy poco espacio para entrar y salir; algo que podría ser un verdadero obstáculo para los huéspedes con problemas de movilidad. El claustro es un lugar encantador para relajarse, charlar o disfrutar de una copa de vino, sobre todo porque hay pocos (o ningún) local abierto hasta tarde en la ciudad.

Hotel espectacular, cuidado hasta el más mínimo detalle, el personal super atento y siempre dispuesto a ayudar. En fin un 10 en relación calidad precio