Como colofón a mí reseña anterior, la cual titulé ”Bartolos desabridos», escrbí: «En un rincón de mi alma llambiona albergo la esperanza de que Confitería Gersan se pueda redimir». En aquella ocasión no había bartolos de tamaño normal, así que nos tuvimos que conformar con unos pequeños e insípidos bartolos, que insultaron la memoria de Gersán Martínez, el creador del dulce insignia de Laviana.
Afortunadamente, tuvimos la oportunidad de visitar nuevamente está centenaria confitería y disfrutar de los bartolos originales y gustosos de toda la vida.