Cisoria Restaurante en Villena

El pasado 24 de noviembre disfruté de una comida excepcional en Cisoria, en Villena. El servicio fue impecable, con un personal atento y muy profesional. La calidad de la comida destacó por sus ingredientes frescos y la elaboración cuidada de cada plato. Los sabores eran sorprendentes y equilibrados, demostrando el gran nivel de la cocina. La experiencia fue inolvidable, desde la atención hasta cada bocado, dejando ganas de repetir. Recomiendo Cisoria a quienes busquen disfrutar de un servicio excelente y una gastronomía de primera.

No tengo palabras para describir la experiencia que vivimos en Cisoria. Es un restaurante bonito, acogedor, sencillo, espectacular y miles de adjetivos bonitos. Cuando pruebas la comida, hace que tu sabor se desplace a otro planeta, la mezcla de diferentes texturas y la presentación es muy original. Es una experiencia que todo el mundo debería de probar. Súper recomendable, sin duda volveremos😊

Una experiencia para el paladar y todo buenísimo escogimos el menú largo, y desde la presentación hasta el postre y el ambiente de 10 volveremos seguro

Estuve con mi marido en agosto, nos gustó mucho el trato y por su puesto la comida, cada plato que traían era explicado por el único camarero de la sala, los platos de gran sabor vimos que tenían un hilo conductor a través de las verduras con un mimado cocinado, tanto los platos de carne como los de pescado estaban deliciosos y el postre fue espectacular. El pan de masa madre recién hecho combinado con el aceite de oliva estaba exquisito y el ahumado del plato de pescado también nos encantó. Muy recomendable. Enhorabuena

No es de mi gusto pero bueno todo!

Ignacio vino desde Arévalo hace algunos años con la intención de dinamitar la oferta gastronómica de Villena, ofreciendo lo que nadie había tenido la osadía de ofrecer: una oferta gastronómica de altísimo nivel en un pueblo de menos de 40mil habitantes en el último trocito de Alicante antes de convertirse en Albacete. Pero semejante osadía no se puede llevar a cabo sin un habilidoso secuaz, en este caso Cristina que es del pueblo, se encargó también de la nada fácil de tarea de maridar los platillos con la mejor oferta enológica, creando armonías precisas que te resuenan todavía en las papilas ya después de haber pasado horas de la comida, no contenta con eso se encarga de su exquisito pan de masa madre y es la jefa de sala del restaurante. En Cisoria cambian el menú constantemente, el que descubramos ayer es su menú de verano. Siempre han apostado fuertemente por el producto local, sin dejar de hacer guiños a la gastronomía leonesa de su guisandero Ignacio. Empezamos con un entrante de patè en croute al fondillon alicantino, un guiño a la tradicional gastronomía francesa con un toque de la monastrell que tanto le encantaba a los monarcas de siglos postreros, un escabeche de codorniz que es una maravilla y un refrescante alpicoz con requeson. El bonito en ensalada es un bocado muy salino y ahumado, que contrasta acertadamente con unas cebollas con un tratamiento esotérico que les da sabor a fruta tropical, el tatin de pimiento blanco con sardinas de Villena me pareció una exquisita decisión, podría comer platos y platos de este tatin sin parar ni para respirar, la base crujiente es adictiva. La berenjena al mole es un bocado que refresca el paladar y lo prepara para el suquet mediterráneo que baña unas clochinas y unas psicodélicas quisquillas que parecen traídas del más allá, con esas huevas azules que me encantan, nos ponemos serios con el cabrito de Jumilla con una tapenada de olivas que debería ser ilegal porque cuando te lo comes solo puedes pensar que ya no podrás probarlo nunca más y eso ya te deprime, termina el pase su ya famoso cochifrito de Arévalo con mostazas que es el plato estrella (en mi opinión) de Ignacio, siempre perfecto. El postre me petó la cabeza, un limón encurtido con albahaca e hinojo que no me podía creer lo fresco, lo delicado y lo equilibrado que estaba, merece la pena solo ir para probar ese postre. Definitivamente el sol Repsol que han ganado está completamente merecido, yo tengo un conflictivo interior porque si siguen teniendo este éxito van a terminar en la guía michelin y me va a costar mucho más reservar, ya sabemos que vienen los sibaritas desde los confines del planeta a comer y complicarán un poco el tinglado.

Es una auténtica maravilla: los sabores, el servicio, la calma que se respira.... Algo para no perderse!!!!!!

Alta cocina que deja a un lado las ínfulas para centrarse en lo que importa: la creatividad, los ingredientes y la elaboración. ¡Fabuloso!

No nos equivocamos cuando a finales del año pasado disfrutamos de la cocina de Ignacio y Carmen y apuntamos que pronto iban a tener alguna recompensa de su excelente trabajo en forma de Estrella o Sol, ha llegado. Ignacio con su buen hacer en cocina, sus productos de proximidad con guiños a sus orígenes, como el cochinillo, el local muy iluminado e impoluto con buen ambiente, junto al excelente trato en sala de Carmen han hecho que la recompensa llegara, y que pensamos que no parará aquí, sino que irá a más. Plato tras plato Carmen va explicando cada una de las elaboraciones que disfrutas con todos los sentido. Tener el aforo muy limitado refuerza que el conjunto del servicio sea fetén, porque puedes conversar sin alzar la voz. Felicidades, y enhorabuena.

La experiencia fue insuperable, no solo por la calidad de la comida y la presentación de los platos, sino por el trato de los dueños. Trabajan muy bien el producto de cercanía, con elaboraciones muy creativas y sabores sublimes. El nivel del restaurante es altísimo y seguro que irán cosechando más reconocimientos.