Chiquilla Restaurante en Sevilla

Fuimos a este restaurante en plan improvisado, walk-in (sin reserva). El carabinero fue brutal, la cabeza tenía ese dulzor propio del marisco con un toque ahumado, súper equilibrado, dulce y lleno de sabor a mar. Una auténtica sorpresa. El foie gras, normalito (estándar, sin más). Pero el puerro, de 10, un ejemplo perfecto de cómo un ingrediente barato puede brillar con una textura que parece de otro nivel. El servicio fue excelente, las recomendaciones del camarero muy acertadas y eso se agradece un montón. ¡Mil gracias!

Raúl y Fernando nos han tratado genial y la comida ha sido un espectáculo

Comida exquisita en un ambiente íntimo. Servicio rápido y amable.

Pasé por delante de este restaurante de camino a casa después de la plaza de toros. La comida estaba buenísima, las bebidas estupendas y todos los platos deliciosos. También tenían un plato de lubina, que no fotografié, pero estaba increíblemente fresca.

El ambiente muy serio, platos sin alma y subido de precio. No lo recomiendo.

El sitio,ambiente y servicio ha sido de sobresaliente Gracias Fernando y equipo seguir asi

La comida está muy bien, el borriquete espectácula. Nos colocaron en una esquina de la barra y estuvimos un rato abandonados, atendieron un par de mesas de la sala que llegaron después. una vez atendidos, el servicio fue bueno, el ritmo entre plato y plato muy adecuado. . El sitio es pequeño y ruidoso y tengo que decir que al final el mejor sitio y más aislado fue precisamente nuestra esquina en la barra. Después de gastarte bastantes euros sienta fatal ver que te cobran un aperitivo escaso que no has pedido a 2,60 por comensal. Un vino normal a 5€ una copita tampoco ayuda y sales con un mal sabor de boca.

Magnifico lugar, producto y trato, en concreto por parte de Raúl. Más barras de esta calidad en esta ciudad serían necesarias.

Todo de primera calidad. La comida fue espectacular, cada plato que pedimos estaba exquisito: el foie, la picaña, el tartar de atún, el pescado (no recuerdo el nombre, pero estaba increíble) y el soufflé de chocolate para rematar —todo impecablemente elaborado y con una presentación de diez. El local es pequeñito, pero está decorado con muy buen gusto y tiene pocas mesas, lo que lo hace más acogedor. Eso sí, al estar tan cerca unas de otras, a veces te enteras de toda la conversación de al lado. El ambiente es agradable y se recomienda reservar con antelación porque se llena enseguida. Lo que más nos gustó fue ver al chef elaborando los platos desde la barra, un detalle que hace la experiencia todavía más especial. No le doy las cinco estrellas solo porque el servicio de sala no estuvo del todo a la altura de la excelencia de la cocina, que sin duda sí merece cinco estrellas. Aun así, una experiencia gastronómica fantástica y un sitio al que sin duda volveré. 👌🏼✨

El servicio es bueno, el ambiente es agradable, la calidad es aceptable pero el precio es demasiado elevado en relación al tamaño de los platos.