Castillo de San Cucao en Llanera

Celebramos la Comunión de nuestro hijo y todo perfecto. Nos encontramos muy a gusto en todo momento. Sin duda lo recomendaremos.

Hace dos semanas estuve de invitado en la boda de unos amigos, ya era la tercera vez que iba a una boda al Castillo de San Cucao, y aunque siempre quedé satisfecho, esta vez aun más, porque soy intolerante a la lactosa y la camarera de mi mesa, Sandra, estuvo atenta a ello en todo momento y además nos atendía siempre con mucha amabilidad y una sonrisa en la cara.

Parroquia de San Cucufate Llanera. Castillo de San Cucao. La torre de Valdés corresponde a una construcción defensiva del siglo XIV mandada construir por el ilustre Diego Menéndez de Valdés nacido en cuna de una de las familias más influyentes en la zona. Es muy interesante el mito referente a la crónica de Alfonso XI y la épica del señor de la torre desposeído de todas sus riquezas donde vuelve a ganarse el favor de su rey gracias a su valentía y tesón. A finales del XIX se añade el edificio rectangular que se adosa a a la estructura de la torre. Hoy con el actual aspecto de castillo acompañado por el entorno tiene un uso hostelero que demuestra gran éxito y profesionalidad. Lo interesante y algo que debemos asumir todos es que la suma de la conservación de nuestro patrimonio y la generación de riqueza, quizás sea la solución más inteligente y eficaz ante la dolosa agonía de otros edificios de gran interés histórico, olvidados a su suerte y apartados de cualquier proyecto de regeneración plausible. Un placer visitarles.

Otra más, no hay lugar de celebración, mejor en Asturias. Calidad de todo, comida, servicio, espacios y precio, insuperable

¡Fantástico! Para todo tipo de eventos,con todo lujo de detalles ,trato exquisito y profesional perfecta.

Un lugar precioso, un entorno ideal. Y la comida de luuuujoooo. Un 10 👌👍 Espero volver muy pronto El lugar ideal para cualquier celebración

Nos casamos alli hace dos meses y sentimos que nos casábamos en casa. Nos han tratado con muchísimo cariño y paciencia. Resolvieron todas nuestras dudas rápidamente durante todos los meses previos, nos ayudaron con absolutamente todo lo que pedimos y más... Y el día de la boda todo salió absolutamente perfecto. La cocina es un escándalo de lo riquísimo que está todo! Gracias de nuevo.

Es el segundo año que visitamos el Castillo de San Cuaco para celebrar en familia un día tan especial como es el día de la madre. Simplemente es el ejemplo en mayúsculas de como hacer las cosas bien. El servicio sencillamente inmejorable. Muy atentas, resolutivas y amabilísimas, extensible desde la cabeza visible hasta todas y cada una de las camareras. La comida excelente. No puedo destacar ninguno de los platos porque desmerecería al resto y han sido todos de 10. La animación infantil.....el peque no volvió a bajar desde que subió por primera vez y no se quería ir.. Con eso está todo dicho. El lugar es precioso, supercuidado, con zona para aperitivo y sobremesa magnífica. En resumen, experiencia más que satisfactoria. Tanto, que estamos pensando en celebrar allí la comunión del heredero. Muchas gracias por todo y continuen así....es el camino.

Hay lugares con historia, y luego está el Castillo de San Cucao: un rincón de piedra y leyenda en el corazón de Asturias. Allí fui a celebrar la boda de unos amigos, y acabó siendo algo mucho mayor. Parte de eso es gracias al trato que nos dio Sandra. No entró con ruido, ni con alardes. Pero su manera de estar —atenta, discreta, impecable— hizo que todo cambiara. En un momento en que no lo buscaba, pero lo necesitaba, ella supo tratarme con una calidez que no se finge. Me hizo sentir visto, valorado, en paz. Como si en medio del festejo, alguien recordara que también yo merecía una noche distinta. Gracias a ella, Asturias no fue solo paisaje y sidra. Y cuando pasen los años, y los detalles se borren —cuando olvide canciones, discursos y hasta los nombres de los novios—, sé que me quedará algo intacto: el recuerdo de cómo me sirvió. Porque hay profesionales que hacen bien su trabajo, y luego está Sandra, que convierte un servicio en un acto de humanidad. Y eso no se olvida.

Estuvimos en el Castillo de San Cucao para celebrar una boda de unos amigos. La comida de 10 (el solomillo y la lubina un espectáculo) y la atención de las camareras una delicia. Especial mención a Sandra, atenta, divertida y muy cariñosa con nosotros toda la velada. Un diez!