Casalta en Tomares

El sitio es bonito, bien decorado y acogedor, pero la calidad de algunos platos (de los que pedimos) deja bastante que desear. En concreto, me refiero a los corazones de alcachofas y a la presa. Las primeras, insípidas, frías y con algunas hojas quemadas y la segunda algún filete y demasiados trozos, duros, con poco sabor y con excesiva grasa. No repetiría ninguno de estos dos platos. Las tostas de tartar de atún buenas, al igual que las patatas bravas y la torrija de postre. El servicio correcto y los precios más bien altos, por lo que la relación calidad/precio tira a baja. Si volvemos, probaremos otros platos para intentar exponer una mejor opinión.

Para empezar, pedimos 4 tostas de atún, que estaban perfectamente frescas y bien aderezadas con un toque de trufa, dejando un sabor inolvidable en el paladar. Continuamos con unos nigiris de solomillo, que estaban ricos, si bien la cantidad de arroz hacía que el sabor sorprendiera menos. Seguimos con un par de brioches para compartir entre cuatro: su esponjosidad y relleno hicieron de cada bocado un deleite. El plato principal fue el cachopo de ternera con queso azul, jamón y huevo trufado. La mezcla de ingredientes proporcionó una exquisita explosión de sabores. Además, la atención del personal fue impecable. El ambiente del lugar también merece una mención, ya que se trata de un espacio bastante acogedor y agradable. El precio fue más que razonable: 25€ por cabeza. Nos quedamos con ganas de probar más platos del menú y de las opciones fuera de carta que ofrecen, así que sin duda volveremos para probar más propuestas y algún postre. Puede ser difícil encontrar aparcamiento en hora punta.