Casa Roque en Morella

Hemos estado de maravilla, las croquetas una maravilla ( mejores que las de mi madre y con eso lo digo todo 😂)

Reservamos el día del apagón en todo el país, y el personal nos atendió súper bien, sin perder la sonrisa, con todas las opciones posibles para poder comer de forma variada a pesar de no poder ofrecer toda la carta. Muy recomendable

Comimos allí el día del apagón y nos trataron super bien, enseguida ambientaron con velas. El trato estupendo y la comida muy buena. Las chuletas de cordero muy tiernas y la olleta muy buena. Ibamos con niños y les trataron muy bien. El menú de los nenes muy bueno también

Casa Roque (Morella) – Tradición, cariño y excelencia en cada detalle Entrar en Casa Roque es como abrir la puerta a la hospitalidad auténtica de Morella. El servicio en sala es uno de sus grandes fuertes: ágil, cordial y siempre atento a cada detalle, consiguiendo que te sientas como en casa desde el primer minuto. El ritmo de la comida es perfecto, sin prisas pero sin esperas innecesarias, y las recomendaciones que ofrecen son todo un acierto. La comida es un homenaje a la tradición morellana, preparada con mimo y producto de primera calidad. Destacan especialmente el ternasco, tierno y sabroso; las delicias de champiñones con trufa, un bocado elegante y aromático; y platos tan auténticos como las migas de pastor, las croquetas morellanas, la contundente sopa morellana o el sabroso potaje morellano, que reconforta el alma. El broche dulce lo ponen postres caseros como la deliciosa cuajada casera y unos higos con café que son pura tradición. El personal es simplemente encantador: amables, conocedores de su cocina y orgullosos de su tierra, transmiten pasión en cada explicación, logrando que cada plato se disfrute todavía más. El local acompaña perfectamente la experiencia: acogedor, con un aire rústico elegante que conserva la esencia histórica de Morella, ofreciendo un ambiente íntimo y cálido ideal para disfrutar de la gastronomía en su máxima expresión. En definitiva, Casa Roque es una parada imprescindible en Morella para quienes buscan una cocina de raíces profundas, un trato cercano y un entorno que respira autenticidad por cada rincón.

La comida estaba buenísima. Las croquetas triangulares deliciosas. Las migas riquísimas , el ternasco súper tierno y la tarta de queso buenísima. El servicio excelente, majisimos. Volveremos!

Hemos ido dos parejas con niños. Una niña celíaca. El trato inmejorable, comimos unos entrantes...ensalada...carpaccio de cenina, y unos champiñones trufados que quitaban el sentido. De segundo no hay que perderse la sopa y la olleta. Y las chuletas y el salmón en su punto. Cantidad y calidad de 10. Estamos deseando volver. Gracias 😍

Imprescindible. Estupendo todo y muy bien de precio

Hemos estado comiendo allí un grupo de seis personas, el menú es bastante simple para costar 33€. La materia prima justita, pedimos olla Morellana i la panceta estaba rancia y estropeaba el sabor. Las migas llevaban huevo pero estaba completamente pasado de cocción. Los entrantes regular y los postres eran lo mejor del menú. Recomiendo el mousse de chocolate pero todo lo contrario con los higos en café. Si podéis ir a otro restaurante, mejor.

Un restaurante con buen producto de la tierra situado en el casco antiguo. El comedero es amplio y nos atendieron con rapidez . Nos gustaron mucho las migas y el ternasco.

Comida casera de buen nivel, croquetas excelentes y unas migas con mejor aspecto que sabor. En cuanto al servicio, no sé si fue malentendido o no lo que nos pasó. Los precios del menú vienen desglosados por raciones para "4pax" y para "2pax". Nosotros éramos dos. Pedimos entrantes y nos sorprendió la cantidad, muy abundantes. El plato principal nos recomendaron también que lo pidíeramos para 2 (uno individual cuesta 7, pero si lo pides como "entrante", uno para 4 cuesta 14,50 y uno para dos, 9,50). Resultado: Nos trajeron dos entrantes para 4 y dos platos principales por 9,50 cada uno. Comida excesiva y sorpresa en el ticket. Tras hablar con ellos, nos cambiaron el ticket de los entrantes, cobrándonos el precio de 2 y no el de 4, pero no el del plato principal, que pagamos por 4. Aún así, el precio no es caro y es un sitio que se puede visitar, teniendo esta precaución al pedir, ya que ellos te intentan poner la ración de "4 pax" (no pone "grande" o "media", pone claramente "4pax" y "2pax"). Creo que no admiten tarjetas, la forma de pagar es un tanto curiosa; te dan el ticket y vas a la caja donde esperas a que llegue el dueño y te cobre. Amplia carta sin gluten. El baño está dos pisos abajo y el comedor, un piso sobre la calle, es importante saberlo por si alguien tiene movilidad reducida.